Por un mallón y un blusón... Chiaaaaa...

En la mañana, debido a que en mi trabajo ni en viernes nos dan chanza de venir con mezclilla, tuve que optar por irme cómoda, sobre todo siendo esta una noche de rock.

Tomé unos mallones negros, un blusón gris y mis tenis-botas negras, mi bufanda gris y mi saquito rockero negro. Me dispuse a colocarme una diadema negra con calaquitas gris, bien combinada iba yo...

Salí de casa y parecía imán... Sentía como las miradas de la gente iban dirigidas hacía mí. Cabe aclarar que aún no aprendo a manejar bien y es por eso que no me atrevo todavía a sacar mi pequeño cochecito para transitar por esta mi caótica ciudad...

No maaaa... Neta que las miradas me incomodaban, parecía que me veían como diciendo: "Cómo ésta se atreve a salir de su casa así"... El chiste es que seguí mi camino y de repente caché a una tipa en el metro mirándome de arriba para abajo... Me le quedé viendo hasta que sus ojos se posaron en los míos y se volteó apenada... Mi mirada no fue de buenos amigos, más bien fue de "¿qué me ves?"...

Llegando a la redacción, mis compañeros (todos hombres) me decían que cómo me atrevía a venir así a trabajar, que si se me había olvidado la falda y mil pendejadas más...

¡Es un blusón! Grité luego de que ya no aguanté más la tirria... Tanto escándalo por un mallón y un blusón... ¡Es un blusón!