viernes, 27 de febrero de 2009

Con los brazos bien abiertos

Así como si hubiera metido gol. Como si hubiera festejado una anotación en contra del Everton a mitad semana.




Son de esas cosas que uno sueña alguna vez hacer pero que rara vez tenemos el valor de hacerlas.



Ya no me encuentro al gordo en las mañanas, ya no supe en qué terminó su amor de bus con la chica de uniforme de tienda departamental. En cambio, me encontré a Ricardo, un tipo al que ya había visto en otras ocasiones, pero que mi letargo no había dejado acercármele por lo menos con una sonrisa.





Ese día, meses después de no coincidir, recuerdo que saqué de mi bolsa papel y pluma y me puse a escribir una nota con las manos temblorosas. Los dos bajábamos en el mismo lugar y ya se acercaba el punto en común.




Antes de abrirse las puertas, lo jalé, le di la nota y bajé presurosa ante la vergüenza que había tenido que pasar después de mi "atrevimiento". En estos tiempos, la gente sólo se te acerca si tiene en mente alguna mala intención.




Habían pasado varios días desde el suceso y fue tiempo después que él se decidió a enviar un mensaje para invitarme a su fiesta de cumpleaños. No fui. No tenía ganas de salir ese día y además, ya me había puesto la pijama y calzado mis zapatitos de descanso nuevos, así que no tenía intenciones de quitármelos para salir a divertirme.




Independientemente de la situación, esta semana fue determinante para darme cuenta que lo que tengo que hacer sólo es respirar y cuando llegue alguien que me quite el aliento, por lo menos un poquito, abra los brazos para dejar que el viento me lleve a donde él quiera.





Así le hice ayer. Aproveché que no tuve compañía en mi regreso a casa y justo cuando el tren venía hacia mi en la estación abrí los brazos, sentí el viento en mis mejillas, escuché de nueva cuenta "Mad Life" (gracias, Artist), cerré los ojos y me puse a festejar como él lo hizo el miércoles en Jalisco. Como si yo hubiera también metido un gol.


martes, 24 de febrero de 2009

¿Cómo se le dice...


... cuando te levantas con una motivación pero no sabes cuál es?



... cuando sonríes de cualquier tontería por simple que ésta sea?



... cuando te miras al espejo y estás satisfecha con lo que ves?



... cuando tienes ganas de abrazar a todo el mundo, incluso a la gente que no conoces?



... cuando el vapor que desprende el caldo de pollo es el más delicioso que has experimentado en los últimos meses?



Pues así de pinche feliz me siento hoy...



Puede que se deba a Éder, que ha estado al pendiente de mi muela, a los cuidados que mis papás me dan por mi convalecencia dental, puede que se deba a un posible cambio de aires, a mi estado físico que cada día es mejor...



¡No sé, pero hoy sí, hoy sí amanecí feliz, jijos del buche acedo!




lunes, 23 de febrero de 2009

El corazón de mi niño no para de llorar...

A Alan, "el pollo", le cambiaba los pañales.







Tanto él como Marco Polo, su hermano, son mi vida.







Este fin de semana estuvo maldito, de principio a fin.







El jueves tuve a bien acudir puntual a mi cirugía maxilofacial y espero nunca jamás en la vida tener que volver a ver a mi dentista. Sólo espero pacientemente a que se baje la inflamación de la mejilla para que me quiten los puntos y ya, ser medianamente feliz otra vez.






No fui a trabajar el viernes y eso me costó un regaño hoy lunes. No me importa. Hace tiempo que no me interesa lo que pase conmigo dentro de mi departamento laboral.





El sábado descansé y ya sola en casa, como a eso de las seis de la tarde, me dispuse a meterme en la cama y chutarme un par de juegos de fútbol. Raro en mí.





Pese al dolor, dormí con una sonrisa. Mis perros durmieron conmigo y eso me hizo mucho mejor. Me dolía un poco mi dentadura, pero eran síntomas post operatorios.





El domingo fui a trabajar un rato. Ya no podía deslindarme de otra responsabilidad. A eso de las dos de la tarde tanto lamá, como mi pá y "el pollo" fueron por mí al radio.





Convencimos alpá de dejar a Alan hasta su casa, allá por la carretera a Toluca, no tan lejos de donde trabajo.





Al llegar a casa, Marco nos recibió con la noticia de que Kike, el perro de mi niño, había desaparecido. Con motivo del carnaval en la delegación, los peregrinos echaron cohetes y eso perturbo al pobre perro. Hicieron de todo para calmarlo y lo único que se le ocurrió a la mamá de mi pollo fue amarrarlo a un árbol a las afueras de la casa. Al amanecer ya no lo encontraron.





Había tomado el asunto con calma. Yo estaba muy triste, tanto por Kike como por Alan, pero estaba segura que regresaría. Siguiendo su rastro regresará, le dije al polluelo.





Ya estando todos en la mesa y comiendo, Alancito no pudo más y se soltó a llorar. Lamá me dijo que lo dejara solo y lo único que se me ocurrió fue irme a otro lado para no verlo llorar y que no me viera tampoco lagrimear.





Nos despedimos lamá, elpá y yo. Ya en el auto, a tan sólo unos metros de la casa, a mi papá se le ocurrió mencionar que tal vez el animal estaría ahi cerca. Justo en ese momento volteamos y la escena que nos deparaba el destino era indescriptible.





Kike estaba en muy mal estado. Seguramente lo golpeó algún camión. Enseñando sus colmillitos, con la lengüita sangrante, los ojitos salidos, sus patitas fracturadas...





No quisimos que Alan viera tan horrible espectáculo, pero segura estoy que de haberlo visto sería algo que jamás le perdonaría a su mamá.





Lo recogimos y justo en ese momento hicieron acto de presencia los patrulleros...





Ellos se lo llevaron dizque para enterrarlo porque estábamos violando las leyes de sanidad al llevar al perrito en una sábana para enterrarlo en un lugar que tiene la veterinaria de la colonia.





Mi tía fue por dinero. Mi pá se quedó con lamá en el auto y yo vigilando que estos malditos no le hicieran nada.





"¿Era su perro?" Me dijo el gordo de azul con chaleco antibalas





No, era de mi sobrino. Contesté.





"Entonces ¿Porqué llora?" Esbozando una sonrisa irónica.





Tu madre, grandísimo panzón. Tu madre. Pensé.





No sé ahora cómo siga mi pollito. Lo único que sé es que el escenario que me tocó vivir ayer me dolió más que cualquier extracción de tercer molar...




martes, 17 de febrero de 2009

¡Taxi!


- A Montes Pirineos, por Reforma, por favor.


- "Sí, señorita".


- "¿Quiere que suba la ventana ó así está bien?"


- Así déjela, gracias.


- "A mi hija no le gusta que la deje cerrada. Siempre me dice: '¡Súbela pá, me despeinas!'."


- Pues también depende cómo se haya peinado, señor. Por lo general, yo voy con la ventana abajo porque siempre me ha gustado sentir el viento en mis cachetes.


- "Y ahorita debería de verla. Tiene dieciséis años y ya anda queriendo tener novio. Yo soy cristiano y creo mucho en la palabra del señor. ¿Usted no?"


- No. Yo no soy cristiana. Pero ¿Eso qué tiene que ver con que ya quiera tener novio?


- "Pos no tiene nada qué ver, pero se lo comento por si las moscas. Ya lo llevó a la casa. Fíjese que ese día hasta dejé de trabajar. No quise ir y ya sabe cómo es esto. Uno trata de tener lo más presentable su casa, pobre, eso sí, pero tratamos de tenerla arregladita cuando sabemos que alguien irá a visitarnos."


- Sí, lo sé. Mi mamá es igual. Cuando alguien va a casa a dormir, por ejemplo, procura tener sábanas limpias. Esconde las que tienen hoyos.


- "Jajaja, qué cómico comentario, señorita."


- ¬¬ (Un problema entender mi sarcasmo)


- "Usted lo debe saber mejor que yo. Seguramente sus papás se sintieron también igual de nerviosos cuando su novio la fue a pedir para casarse ¿no?"


- ¬¬ No, señor, no lo sé porque no me han pedido.


- "Peeeero... Mínimo tiene novio ¿no?


- ¬¬ No, señor. El último novio que tuve seguramente ya se consiguió a una tapatía que le eche porras.


- "¿Usted es de allá? Por que con tremendas pestañas que desde aqui le veo de segurito es de Guadalajara ¿verdá?"


- No, señor. No soy de Guadalajara.


- "Pos aunque no sea de allá, con eso de la incontingencia (sic), debería echarnos una ayudadita."


- ¿Cómo así?


- "Pos sí. Pestañéyele mucho y verá como nos ayudará a hacer viento y echar esas nubes de humo pa' otro lado."


- ¬¬


- "Oiga, volviendo a lo del novio... Ya debería estar seriamente pensando en casarse. ¿Sus papás no se preocupan? Yo no voy a dejar que mi hija llegue a la edad que usted tiene sin que tenga por lo menos un pretendiente".


- ¬¬ En la que sigue a la izquierda, por favor.


- "Voy a decirle que debe usted encomendarse mucho al Señor. Crea en su palabra y verá que pronto va a salir y si no, pues en rifa, jajaja."


- (Grrrr) En la que sigue a la izquierda también, por favor...


- ...


- Me deja aqui adelante, por favor.


- "¿A poco aquí trabaja?"


- Sí, señor. Aquí trabajo.


- "Pos yo le iba a hacer un descuento pero hasta debería pagarme de más, jajaja."


- ¬¬ Sólo es el glamour, señor, no se deje llevar.


- "15 pesitos. Y va a ver, rezaré por usted para que pronto consiga a su media mitá, como dice la canción."


- Gracias, señor.


- "¡Y pestañéyele, pestañéyele!"


- ¬¬



jueves, 12 de febrero de 2009

Máquina expendedora.

No se come bien.


En la máquina que está en la parte más alta del edificio en donde estamos hay un par de máquinas expendedoras: una de café y otra de productos engordantes.


No hay nada sano para comer o por lo menos para quedar satisfechito, aunque ese es el objetivo: darte un producto que te deje contento un rato y después regreses por otro.



Además, es una maldita: las barritas que cuestan 5 pesos realmente cuestan 6.50 y así.



Estuve pensando en lo bueno que sería tener una maquinita de enchiladas, de rico y delicioso surimi, de cajitas de cereal, de botecitos de leche pa'l cereal, de yogurt...

Esto fue lo que encontré al googlear "máquinas expendedoras"...



Aceptable... una pizzita pa'l atardecer en la redacción



¡No bueeeeno¡ ¿Cómo caraja caerán los platitos de porcelana?





¿Con un pesito me sale uno desos?

martes, 10 de febrero de 2009

En un camión... el último entre México y Estados Unidos...


Una estampa de la cultura en nuestro país fue la que me tocó vivir la última ocasión en que México y Estados Unidos se enfrentaron.




Ya me había tardado en escribir sobre fútbol. Lo sé. Y también sé que no lo extrañaban pero esta postal fue típica de los mexicanos en día de fútbol entre semana.




Reforma... Alzo mi manita pa' que el chofer del autobús se detenga... Decido irme por periférico... Usualmente no lo hago, prefiero el metro, pero jugaba México vs EU... La convocatoria de "Bofo", el llamado de Sinha, un equipo que nunca había jugado así, en equipo...




El chofer, en sintonía de una estación deportiva y con el volumen a todo lo que da, no quería perderse tampoco de un evento como ese. Para algunos no lo será pero a él se le iba la vida si no escuchaba el encuentro.




¡¡¡Gooooool!!! ¡Tómala!




Onyewu clava el primero...




"¡Hijos de su rechingada madre!" gritó eufórico el chofer.




Chale... Yo no podía gritar, pero ganas no me faltaron de mentárselas también...




¡¡¡¡¡México, Méxicooooo, goooooool!!!!!




"¡A huevo, a huevo!"




Casi nos estampamos pero México ya había empatado.




Acto seguido, el chof toca la imagen de la Virgen de Guadalupe que pende de su espejo retrovisor y se persigna.




"Gracias Madrecita" enunció previo a un suspiro prolongado.




Poco le duró el gusto...




"Pinche madre", gritó cuando Altidore, con un cabezazo, perforó la meta del "carismático" Guillermo Ochoa, aún portero del "amercira, o como se escriba" tal y como lo enuncia NEB en su aversión a los pollos.




"¡Cómo chingaos no putos!" Magallón hizo el segundo... Ese Jonny... Me dio gusto por él, pero no quise felicitarlo porque cada que le mando mensajes los problemas con su novia se acrecentan. "Pa que lo meto en problemas, pensé".




Termina el juego... México sigue sin ganarle, desde 1999, a EU en territorio gringo...




"Ni pedo, fue un amistoso, pero ora si nos los chingamos en el próximo, ¿verdá Madre?" culmina el chofer hablándole a la Virgen de nueva cuenta y cambiando al tiempo de estación radial...



ya sé que es la de Italia 90, pero ¿a poco no está bonita?


viernes, 6 de febrero de 2009

Nunca supe cuándo pasó.

Y ya recostada en mi cama me puse a pensar en el hombre en la Luna.




Siempre trato de dormirme con los pies apuntando a la ventana, pero en esta ocasión me dio por correr la cortina y colocar mi cabeza de modo que mis ojos pudieran ver a plenitud el trozo de queso que tenía a la noche como marco.




Muchas eran mis preguntas pero sabía que para la mayoría de ellas no habría una respuesta perfecta, una que me hiciera ver estrellas en el cielo, al menos como nunca en mi vida las he visto.






No quería preguntarle nada. Eso fue al principio, antes de comenzar a analizar todo lo que me ha sucedido en los últimos dos años.



No. Yo soy un caso diferente al de Dorothy Jane Torkelson. Yo no hablo con el hombre en la luna para pedirle que el vecino mayor a mí se enamore perdidamente.



El mío dispuso para mi un lazo que pende directamente desde la luna hasta mi ventana. Me dijo que cada que necesitara platicar con él, sólo tirara del lacillo azul para asomarse.












Casi no lo veo a menos que sea una situación compleja. Así lo hice ayer en la noche.


Lo primero que hice fue contarle cómo mi hermano, a quien nunca veo llorar, se soltó a lagrimear luego de hacerse un examen de la vista. Él siempre ha sufrido de eso, le comenté, pero esta vez sí se espantó porque el panorama no era nada halagüeño.


La conversación, después, giró en torno a la situación de lamá. "Fíjate que, desde que elpá le dijo que debería buscar sacar el certificado de preparatoria, ha estado inquieta. Creo que lo que pasa es que, como todos, tiene incertidumbre, tiene miedo a lo que no conoce, a sentirse grande para hacer ese tipo de cosas", le dije.


"Hace rato, llegué a casa y elpá se puso a preguntarme (como todos los días lo hace) cómo me había ido en el día. Le platiqué como loro todo lo que había ocurrido. Lamá, desde la parte de arriba, me gritó que qué estaba haciendo y le contesté que le estaba contanto a elpá los últimos acontecimientos. 'Él sí me espera para platicar en las noches', le reproché".


Prendí la computadora, revisé mis correos, algunos datos para un reportaje de la Copa Libertadores que sale mañana al aire y al checar mi bló me percaté que en el suyo había una nueva entrada titulada "Kiku".


Lo leí todito. No pude evitar soltarme a llorar por ser una desgraciada y no darme cuenta que había ocupado un poco de su tiempo en retratar su embarazo de mí.




El güey estaba bien atento a todo lo que le estaba contando. En ese momento caí en cuenta que si bien yo nunca fui la mujer más contenta tampoco era la más amargada.




Entonces fue que salió de mi boca la única pregunta que le postulé a mi lunático compañero: "¿Sabes tú cuándo fue que me cambié de esa manera?"




"No. Pero había estado esperando un rato para que me lo preguntaras". Contestó.




"Siempre he admirado la manera en que quieres a los tuyos. Los defiendes con uñas y dientes y eso no te lo discuto. En el ámbito laboral tampoco puedo hacerte algún tipo de reproche. Eres siempre de las que da el plus, siempre en busca de ese crecimiento profesional que tanto anhelas y por el que llevas luchando desde hace... qué te gusta... ¿Doce años?" Me decía.




"¿Recuerdas cuando regresaste de Guadalajara? Tú creías que lo habías hecho con la cola entre las patas. Te marchaste con un costal lleno de sueños e ilusiones a la Perla. Tu despedida en la otra empresa fue bastante emotiva. Hasta el "Ché" comentó al aire que eras un excelente elemento y se puso a llorar. Chales, me acuerdo y se me llenan los ojos de agüita."




"Cuando regresaste, entonces, fue que todo cambió. Por azar del destino tus metas no se cumplieron allá. Te pusieron trabas, topes, barreras, baches grandísimos. Si bien encontraste trabajo rápido y también referente a lo que amas hacer desde siempre, no resultó lo que esperabas y creo que esa fue la causa de todo lo que ha pasado hasta hoy."




Me he convertido en una bitch, le indiqué.




Me enojo hasta porque pase la mosca. Me siento insatisfecha por todo. No me gusta cómo me obligan a vestirme. Este código de vestimenta empresarial me tiene hasta la madre. Me volví en un ser humano intolerante.




Ahora no soporto que la gente me toque, agregué.




"Ese es un síntoma claro de que vives con el presentimiento de que todos se te acerquen con alguna mala intención. Y no sexual, aclaro."




Eso es lo malo, dije en tono sarcástico.




Quiero volver a ser la de antes. No quiero preocuparme por nada que no sea mi familia, mis perros, mi pescado y mis amigos.




Me gustaría tener de nueva cuenta esa avidez, esa hambre de querer superarme, de destacarme, de ser de nueva cuenta el primer lugar en todo. Quiero que me hagan sentir lo orgullosos que se sienten por tener a alguien como yo a su lado, aunque suene pedante. La verdad es que son suertudos de ser parte de mi vida.



"El pedo, mi princesa coacalquense, es que creo que la gente no está acostumbrada a recibir amor a manos llenas. Es ahi en donde tú estropeas todo."




No recuerdo bien el momento en que me quedé dormida. Cuando desperté, a las siete de la mañana del día siguiente, me percaté que mi ventana ya estaba cerrada, la cortina corrida y tenía el edredón hasta el cuello, abrigada para que no me diera frío.



Como apartado especial, quisiera presumir el bló de la malquerida... su última entrada motivó a escribir parte de este post. La idea me la dio Ivanius, hace ya tiempo atrás y es hasta hoy que me permití redactarla.






jueves, 5 de febrero de 2009

Subasta de marzo

La cita era a las 11 de la mañana.






No se recuerda haber visto tan lleno el lagartijero desde aquella vez en que les hicieron novatada a los de nuevo ingreso, es más, no se veía tan atiborrado luego de las quemas del burro previo a los juegos de fútbol americano colegial entre Pumas y Poli.









Se dejaron varios avisos en los pizarrones de los salones:









La primera experiencia en alguna subasta de cualquier tipo.


"¡No seas mocha, chingá!", me dijeron E, C, V y E.


Pos vamos. Mocha ni madres. Actitud pendeja en la que todo mundo te anda diciendo que te avientes al pozo y ahi vas como güey nomás pa' que vean que no rajas.


Eso sí, ni crean que voy a comprar yo a ningún hijo del maiz. Eso es nomás pa' las morras que andan desesperadas buscando quién les cargue la mochila.


Con un megáfono dio inicio el espectáculo.


"¡Aqui el primer valiente!", dijo Carlos, integrante recalcitrante del Consejo General de Huelga de la preparatoria, quien ahora la hizo de maistro de ceremonias.


"¡Recuerden que la que pague más podrá tener el derecho sobre su "producto" el cual estará obligado a ser por un día esclavo de todos sus deseos, incluído el cargar su mochila, además, obviamente, de poder besarlo enfrentito de todos!"


Carlos, Marco, José, Javier, Héctor, Luis, Bernardo, Manjarrez... todos pasaban y vaya besotes que se daban en el centro de la escuela.


Después vino el turno de los que no eran tan agraciados y eran comprados por sus amigas.


Chale. Qué deprimente, pensaba yo.


Cuando la subasta entró en un punto de aburrimiento y el sol no dejaba abrir perfectamente nuestros ojitos, comenzó una gritería aturdidora.


C me jaloneaba, E me gritaba que volteara al centro, V me decía que ella pagaba todo y yo sin poder ver nada.


"¿¡Cuánto dan por el greñas!? ¡Comienza la oferta!"


En menos de tres minutos yo ya tenía mis manos con un montón de monedas. Mis amigas estaban desesperadas sacando dinero de sus bolsitas para comprarme al galán.


"¡10¡"


"¡Diez pesos por allá, ¿quién da más?!"


"¡Veinte!"


...


...


...


Se me iba vivo. A la chingada con mi falsa moral (pfff) a este lo beso porque lo beso.


Alcé la manita. Ofrecí sesenta pesitos.


"¡Sesenta a la una! ¡Sesenta a las dos! ¡Sesenta a las tres! ¡Vendido a la chica de lentes!"


Madres. Ni modo, ahora levántate y anda.


Caminé hacia él y sólo me sonreía agradecido de que la gorda dark no lo hubiera comprado. Ya lo conocía. Un hippie con rizos castaños y ojos aceitunados me esperaban. Una sonrisa alineada me parecía tan lejana.


Sentí un empujón. La gorda dark me aventó y reclamaba que ella había ofrecido sesentaycinco pero que no la había escuchado el maistro.


"Naa. Yo no me peleo por ningún tipito. Ni aunque seas tú".


"Pero ya me compraste tú ¿no?", me dijo Alejandro mientras tomaba mis manitas todas temblorosas y la gorda ni en cuenta porque seguía discutiendo con Carlos.


"Si, yo te compré".


Me tomó la cabeza, me dio mi besote y todos comenzaron a gritar de manera eufórica.


Recuerdo que en el intercambio de microbios sólo pensaba: "La gorda me va a madrear. La gorda me va a madrear".


No. No me madreó. Yo me llevé el prais y por lo menos, ese marzo de 1998 fui la más feliz de la vida.

martes, 3 de febrero de 2009

Ni de chamaca le pregunté nada a Dios.

Lo único cerca que estuve de la Iglesia creo que fue en mi bautismo.




Ahora, por la gracia de Dios, me he vuelto atea.




Lo que recuerdo es que a lamá siempre le decía que yo no creía en Dios. No había porqué hacerlo si nunca me había cumplido ningún milagro. Nunca se lo pedí tampoco.




No concibo creer en algo que no he visto y él nunca se me ha aparecido. Aunque no por eso no existió. Es como esa teoría que me decía Jorge Pérez en clase de Epistemología de la Comunicación: "un árbol está siendo talado en China. Tú estás aqui, en clase. El árbol sigue siendo talado en China. Tú sigues aqui. Eso no significa que el árbol que está siendo talado en China no exista sólo porque tú no lo ves".




"Oh", atiné.




Pese a que fue puentecito me tocó trabajar. Amo esos días porque el tránsito es ligero. Entre las estaciones de radio que estaba sintonizando camino a casa, me encontré con una en donde el locutor estaba anunciando una lista de preguntas que varios alumnos de un colegio italiano, habían formulado al niño Jesús.




Algunas de ellas me parecieron llenas de gracia, pero otras tan sensatas que hasta llegué a pensar que podría preguntarle también algo. Sólo que me reservé el derecho de hacerlo, no vaya a ser que, como siempre, me quede esperando la respuesta.



Aqui comparto algunos de los cuestionamientos realizados por los ragazzos del sur de Italia.


Querido niño Jesús:


* En el catecismo nos han dicho todo lo que haces. Pero cuando no estás, ¿quién te sustituye?


* Es carnaval y me voy a disfrazar de diablo. No te importa ¿verdad?


* ¿Tú como sabías que eras Dios?


* ¿De verdad que eres invisible ó es sólo un truco?


* ¿La jirafa la querías hacer así con rayas o fue un accidente?


* Cuando tu padre hizo el universo, ¿no era mejor que en vez del domingo hubiera descansado los días de escuela?


* Está bien que hagas tantas religiones pero, ¿no te confundes nunca?


* ¿El Padre Mario es amigo tuyo o sólo un compañero de trabajo?


* Me gustaría saber cómo se llaman tu buey y tu mula.


* ¿Los pecados los marcas en rojo como la maestra?


* ¿Cómo es que hacías tantos milagros antiguamente y ahora ya no los haces?


* ¿Tú las cosas las sabes antes de que se inventen?


* Cuando hiciste al primer hombre, ¿funcionaba bien como nosotros ahora?


* Si no llegas a extinguir los dinosaurios no habría sitio para nosotros. Lo has hecho muy bien.


* ¿Por qué nos dejas morir?


* Yo soy italiano, ¿y tú?


* Gracias por el hermanito, pero yo lo que había pedido era un perro.


* ¿Cómo es que no has inventado ningún animal en los últimos tiempos? Ya nos aburrimos de los de siempre.


* Me gustaría que hicieras gente que no se rompa tanto. A mí ya me han puesto tres puntos y una inyección.


* A lo mejor Caín y Abel no se mataban si hubieran tenido una habitación cada uno.


* Seguro que para ti es dificilísimo querer a todos en todo el mundo. En mi familia solo somos cuatro y yo no lo consigo. ¿Cómo le haces?


* Me llamo Andrés, y físicamente soy bajo, delgado, pero no soy debilucho. Mi hermana dice que tengo una cara horrible y que nunca me casaré, pero me alegro, porque así no tendré a una mujer como ella que esté molestándome siempre y contándome chismes.




Nel, no tengo nada que preguntarle.