viernes, 28 de noviembre de 2008

"Busquen donde menos se lo imaginan..."

Madrugada del 5 de enero...




Mi hermano no era nada curioso, lo único que quería era ver todos los juguetes y dulces que había pedido al pie del árbol.




En ese entonces vivíamos en un departamento bastante humilde. Cuarto piso, dos recámaras chiquititas... Bien contenta que fui en aquellos días.




Bruno y yo nos levantamos presurosos para coger nuestros regalos y cuál va siendo nuestra sorpresa que al mirar el pie del árbol, no había nada para nadie... Nuestros rostros, llenos de desconcierto, se mostraban desencajados y a punto del llanto.




El pá y la má nos veían y decían al unísono: "Pónganse a buscar, tal vez se los dejaron en otro lado."




Corrí por todos lados hasta que, de pronto, miré a la puerta de entrada del departamento. "Busquen donde menos se lo imaginan," decía el post amarillo.




Buscamos y buscamos y buscamos por todos lados. Encontrábamos papelitos por cualquier lugar de la casa pero nada de juguetes...




"¡Aqui están, aquí están!" le grité de manera desaforada a Bruno cuando abrí la tapa de la secadora y encontré juguetes, muchos juguetes.



Nunca pude conciliar el sueño previo a su llegada... Supe quiénes eran hasta que cumplí 11 años y recuerdo que la má me lo dijo una semana antes del último arribo de juguetes para mí, al pie del árbol.


Estamos muy grandecitos ya. Pero desde aquel momento, Bruno y yo no perdemos las esperanzas de encontrarnos papelitos con pistas para encontrar nuestros regalos. Sea o no día de Reyes...

miércoles, 26 de noviembre de 2008

Desos días en que no debí...


La espalda me duele...


Ando de quejosa...


Mis chinos amanecieron lacios...


Aún así vine a trabajar...


Ya quiero irme a casa...


Mi tonito no saldrá como siempre en radio...


Hoy es día de consentirme con un caldo re calientito...

martes, 25 de noviembre de 2008

Sueños a la deriva


"¡Échate a correr!, ¡Chíflale para que nos espere!" le dije a Bruno.

El camión nos esperó luego del silbido de mi hermano que corría para que no nos fuera a dejar.

Ya trepada en el bus, vi un rostro que se me hizo conocido... Traté de rememorar en dónde es que había visto esa cara con una sola ceja, pero nomás el alzheimer se hizo presente justo cuando me subí al transporte.

"Voy a tomar una ruta alterna" dijo el chofer, como siempre, aseverando su decisión antes de consultarla con el usuario.

Ibamos por una vía paralela a la calle principal que nos lleva directo a nuestro destino. Las casas, construídas de adobe, tenían la particularidá de que en sus humildes jardines hubiesen sembradas frutas y verduras pero de un tamaño extraordinariamente grotesco.

Mi rostro reflejaba asombro y sonreía viendo piñas verdes de metro y medio, nopales gordos y sin espinas, sandías del tamaño de un "vochito" y árboles de fresas azules... eran fresas, sí, no zarzamoras.

De pronto, mi memoria regresó y le puso nombre al rostro que minutos antes me había parecido familiar. "¡Es Nery, sí, Bruno, es Nery!".

Bruno volteó y miró de reojo al chico que iba ataviado con un pants negro con líneas rojas a un lado. Llevaba también una playera deportiva gris con negro y su cabello estaba despeinado, más que de costumbre. Iba acompañado de su mamá, una mujer de estatura promedio bastante humilde, de campo, sí.

Llegó el momento de que Nery y su madre bajaran del bus y me di cuenta que al chico se le olvidaba su sudadera, misma que pendía de su cintura. No se percató de que la estaba olvidando en el asiento y yo no podía quitarle la vista de encima a esa prenda.

Al bajar, lejos de sorprenderme y dejarme anonadada el hecho de que compartiéramos bus con él, lo único en lo que yo pensaba era en quedarme su sudadera.

"Póntela. Sé que se te verá mejor a ti", atiné a decirle a Bruno...
Sueño... otro más y voy en picada :(

lunes, 24 de noviembre de 2008

Siento que...


"Vienes a mi casa a oir mis discos viejos... Regresan los ochenta cuando vienes...
Me dejas con mis ojos en tus ojos..."

jueves, 20 de noviembre de 2008

Entre ojos morados, cuadros rotos y una "puta"... Este es Bruno y hoy es su diablo...


Le llevo tres años pero la verdá es que se ve más grande que yo.


Cuando nació y en las noches lloraba, lo único que se me ocurría decirle a la má era: "Flor, ven por tu hijo que ya está de chillón". Y es que la verdá era bien chillón.


Tenía las mejillas rosadotas y era gordo, muy cachetón.


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No quise jugar con él... Me harté y le dije que ya no quería jugar. Se fue para el baño (su segunda casa) y lo alcancé para decirle que se lavara las manos porque ya teníamos que sentarnos a comer. "Puta", me dijo.


Vi como la má salió disparada de la cocina y le propinó tremendo bofetadón que hasta la fecha me sigue doliendo nomás de recordarlo.


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Estaba tendiendo la cama de mis papás... Bruno nunca me dejaba hacerlo bien. Un día me agarró de malas. Peleábamos mucho y a golpes. Yo me le iba encima y siempre, con esa fuerza bruta que lo caracteriza, terminaba dándome sendos guamazos... Aquella vez sólo recuerdo que mi cabeza azotó contra la pared y en el rebote rompí un cuadro de cristal que mamá tenía con mi foto...
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Jugábamos a la lucha libre. Otra vez, me harté y le dije que ya no quería jugar. "Yo sí, ándale, sigamos jugando", me decía. Le reiteré mi negativa y de pronto, escuchamos un trancazo muy fuerte proveniente del baño. Bruno salío corriendo de ahi con mucha sangre que le salía de la nariz y gritando "¡Mamá, mamá, Laura me pegó, me pegó!". Mi mirada mostró desconcierto, grité que no y mi mamá, sorda, me regaló unos cuantos madrazos, sin oir razones. Miré a Bruno y sólo se tapaba la nariz, sonriendo y burlándose de mí.


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Ya iba yo en la Universidad. A esas alturas y todavía compartíamos la recámara. En la escena, yo estaba sobre mi cama, sentada y reposando mi espalda sobre la pared, tratando de estudiar. Digo tratando porque Bruno tenía muy alta la televisión.


"Bájale al volumen"

"No quiero"

"Bájale, estoy estudiando".

"No quiero maldita negra" (al único que le permito decirme eso luego de mi traumática experiencia en secundaria)


Enseguida desconecté la televisión, pero le quité una parte al enchufe con lo que ya no podría conectarla de nuevo.


"Entonces voy a cantar. Ya me dieron ganas. Shalalalalá, shalalalalalá"


"Te lo advertí cabrón", tómala, una patada en las piernas.


Ni tardo ni perezoso se levantó, cerró su manita y con toda la fuerza del mundo, con todo el coraje de un hermano menor subyugado a mi poder de hermana mayor, me soltó un puñetazo.


Mi ojo comenzó a inflarse cual globo... "Ah, esté, emmm, ejemm, me pegaron en la escuela con un balón de americano, má"...


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Ahora ya nos llevamos bien. A veces no mide la fuerza que tienen en mi sus palabras. Lo amo, es mi hermano y se preocupa (muy a su manera) por mí.


Hoy cumple años. El cabello se le comienza a caer, las entradas comienzan a notársele. Su panza es chelera. Es enojón. Me contesta mal. Le doy pena. Odia a los que no me hacen caso. Dedicado.

Me caía mejor cuando tenía rastas, cuando no era adulto.


Ahora sigue siendo mi hermano, igual de inmaduro que yo. Igual de chido que yo.


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¡Feliz Cumpleaños, estúpido!

miércoles, 19 de noviembre de 2008

¿Otra vez?

¿Estaré sin dormir de aquí a que den los nombres de los transferibles?

¿Mi celular sonará y sonará con mensajes de "Sí se queda", "No se va", "Ya hay un arreglo", "Que le dieron el sí y se va pa' Guadalajara"?

¿Tendré que meterme de nueva cuenta debajo de una mesa, arriesgando mi trabajo, por saber qué pasará con tu futuro?

¿Porqué te lo quieres llevar, Néstor?

¿Qué te hice para que lo quieras alejar de mí?

No se vale, ojete.

lunes, 17 de noviembre de 2008

Me encontré a Sánchez.

Todo empezó cuando Alejandra me dijo que Jonathan no le gustaba.


En la secundaria a la que asistía usábamos un uniforme diferente a las escuelas públicas, tal vez por eso se creían superiores a los demás.


Situada en una zona residencial, la "653" era la escuela a la que toda la comunidá quería asistir por ser nueva y por eso, por tener un uniforme diferente.


Jumper a cuadros gris con azul, camisa blanca con cuello de babero y moño azul, suéter gris con el escudo escolar del lado izquierdo, el lado del corazón, ahí debíamos tener tatuada la insignia de la "Mirlo", decía el director.


El primer año pasó sin pena ni gloria. Comencé a hacer amigos, todos muy "pipirisnais" pero snobs, al fin y al cabo. A su edá y ya con ese complejo de superioridad. Teníamos 12 años... bueno, algunos 13.


Abigail, que se ganó el apodo de "A-pizca-il" por enana, y Jonathan Zamudio, se convirtieron en mis mejores amigos muy pronto.


Nosotros éramos del grupo de los rechazados. Nerds pero nada populares, así que no nos quedaba de otra que formar nuestra comunidá. Yo les hablaba de los libros que mi má me recomendaba para leer, de lo mucho que me gustaba "Rojo Amanecer" y lo que implicaba el movimiento estudiantil de 1968, de mis sueños por estudiar en la UNAM, de mi afición por los Pumas y de mi pasión por el deporte. "Son sueños. Yo creo que no podrás pasar de la prepa y ya", me decían 'mis amigos'."
Yo era una chingona en álgebra. Siempre gané los concursos de matemáticas con la mejor maestra que uno puede tener en este tipo de materias. La profesora de español, en tercero, también me amaba. Le gustaba mucho cómo era que leía y me ponía a leer en voz alta frente al grupo. Creiba que se sentían orgullosos, pero no.


Jonathan le contó a Alberto Sánchez, otro chico de mi salón, que a mí me gustaba el fútbol y eso les llamó la atención. Me llamaban a su grupo de "fanseses" del balompié. Al principio me solicitaban para que los ayudara con su quiniela, ya después me incluyeron en ella. Abigail se enojaba porque los muchachos hablaban de temas desos conmigo y optó por irse con las princesas, esas queran populares pero que ni pizca de cerebro tenían.


En segundo año todo comenzó a cambiar... Verónica Zavala entró al grupo como alumna nueva y se parecía mucho a mí físicamente... Decían que era mi gemela y yo no tenía problema alguno con que dijeran eso. Comenzamos a hacernos amigas y a ella también le gustaba el deporte pero no tanto como a mí. Tenía una hermana en primer año y jugábamos básquetbol en los recesos, porque en la secundaria ya no se llaman recreos...


A Jonathan le gustaba mucho Alejandra, combinación de belleza e inteligencia, a veces, no siempre la sacaba a relucir. Él no se atrevía a acercarse. Ale era la más popular del salón y obvio que lo iba a batear, pero mis sueños y yo le decíamos a Jonathan que le echara ganas.


A petición de Jonathan, le dije a Alejandra de sus intenciones. En cuanto él supo que ella jamás le haría caso, comenzó a esparcir un rumor de que yo lo había hecho porque me gustaba.


"Vaya, Zamudio. Tan alta era tu autoestima en ese entonces que pensaste que me gustabas"...


Todo mundo me dejó de hablar. La secundaria se había vuelto un infierno y mi única amiga era Verónica. La experiencia del primer novio también fue terrible. Sergio (karma, lo sé), iba en el "A" y era muy morenito. Fue así como comenzaron sus actos estúpidos de racismo hacia los dos. Un día, entré al salón y en el pizarrón habían dibujado en negro a dos monitos tomados de la mano... Nuestros nombres estaban escritos debajo de los animales.




"Ahi viene la... (inserta el apodo más horrible y racista que se te pueda ocurrir) la que dice que se va a dedicar al fútbol y que va a estudiar en la UNAM".



La verdad fue algo que me traumó por mucho tiempo... Fueron noches de no poder dormir, de llanto, de gritarle a mi má que me cambiara de escuela porque ya no podía más. El último día de clases, se le ocurrió a la directiva entregar los reconocimientos por aprovechamiento en la explanada escolar. Ese día estaban invitados los padres y yo no sabía que sería premiada por mi aplicación.



Decían los nombres y todo mundo aplaudía... "A continuación, Laura C. recibe el premio como la alumna más destacada a lo largo de 3 años en la ES 653, blablabla"...



Nadie aplaudió... Ni los padres... Sólo mi mamá, que con lágrimas, al igual que yo, vio que recibí el reconocimiento, corrí hacia ella y partimos juntas a la salida de la escuela para no mirar atrás nunca jamás.



El domingo, justo cuando iba rumbo a mi transmisión de radio, cuál es mi sorpresa al ver en el bus a Sánchez, Alberto Sánchez, ataviado con un pants...



Me dieron ganas de restregarle en la cara todo lo que hasta ahora soy...



Lo pensé mucho... Pero no le dije nada...



Ahora no sé si esté bien o mal pensar así, pero sé que soy lo que siempre quise ser. Que estudiar en la UNAM, que ser fotógrafa, dedicarme a los deportes y estar viviendo mis sueños y no seguir soñándolos me han hecho lo que soy.



Que ellos, siguen ahi, sin mí... Yo he seguido... Esa mañana de domingo que vi a Sánchez en el bus comprendí que lo único que ahora me provocan es risa...



viernes, 14 de noviembre de 2008

¡No más!

¡Estoy hasta la reverenda madre!






¡Pinche tránsito de mierda!






Lo bueno que ya me cambiaré...






He aquí las fotos de mi nuevo próximo hogar; todo él tiene mi personalidá... Todo...







Luego los invito a la "inauguración"

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Fijación por los morenos...

Sí, sí, soy parte de la enajenación que provoca en las masas el fútbol.
Dirán que, dedicándome al periodismo deportivo, es considerada una falta de ética el que me gusten algunos futbolistas o deportistas, pero la carne es la carne.

No será cierto que a quienes toman las fotografías para la "H" y demás revistas para caballeros terminan por quedarse prendidos de las modelos.
No soy racista pero no me gustan mucho los blancos... Prefiero el buen sabor de un chocolate negro...

Adriano, le dicen el Mr Parrandas.


Samuel Eto'o, camerunés divino.



Thierry Henry, francesito que así ha de dar sus besitos, smack




Kobe Bryant, violador de mujeres, by the way





Nuno Gomes, yo que culpa tengo si su apellido va con "s"

Robinho, el niño de chocolate

Kanye West, lo sé, no es futbolista pero es negrito.

Éste tampoco es pambolero, ni sé su nombre, pero está como para mí.

Lo siento, me pescaron en mis ratos de lucidez cachonda :S

martes, 11 de noviembre de 2008

Soy una vaca gigantesca



Ayer una bloggera pro-Ana (sí, esas que están a favor de la anorexia como un estilo de vida) me mandó un link a mi correo electrónico. Quesque había leído mis post's y la tristeza que en ellos emanaba (no es para tanto, osh).


"Princesa: deduje la causa de tu tristeza y de tu coraje contra el mundo" me escribió. ¿Coraje? ¡Eso qué!


Le siguió con un sutil "Lo que pasa es que estás hecha una vaca enorme, una ballena gigantesca. Deberías bajar unos kilitos porque eso es lo que te está haciendo mal. Te mando una lista de lo que deberías pesar para que veas lo cerda que estás."


"Oinc, oinc", fue lo que se me ocurrió al leer cerda :)


"También te doy unos tips de lo que deberías hacer para mejorar tu estilo de vida, verás que te sentirás mejor." (ajá)


Me mandó una lista que a continuación paso íntegra por si ustedes también parecen vacas enormes y desean dejar de comer de chingadazo:


-Crea un diario online. Comprométete a escribir en el cada día TODO LO QUE COMES, así te dará verguenza que los demás lean cuando comiste como cerda y lo evitarás.


-Toma de vez en cuando un par de antiacidos (tums) calmara tus ácidos estomacales.


-Cada mañana pésate y luego cepilla tus dientes ;)


-Mastica bien los alimentos x lo menos unas 40 veces.


-Puedes comer hielo si sientes mucha hambre.


-Púrgate seguido (aunque eso destruya tu flora intestinal)


-Cuando bajes de peso y estés feliz NO TE PREMIES CON COMIDA, cómprate una prenda de vestir, una pulsera o lo que sea... asi completarás un look más lindo =D


-En tu casa usa ropa apretada para que veas por que haces esto.


-Come desnuda frente a un espejo.


-Trata de evitar las salidas sociales con amigos, novio, etc; todas terminan en el cine comiendo PALOMITAS DE MAIZ o en BURGER KING ...


-Deja de tomar alcohol contiene un monton de calorias...


¿Queeeeeeee?


Aqui fue donde medité y me dije: No, todo iba bien hasta que mencionó que no podría beber más cerveza :P


He aquí la lista de equivalencias de peso que me recomendó... A su parecer mis 63 kilos en carnes, mis queridas carnes no son tan atractivas, jeje.


1.50 --> 38

1.53 --> 39

1.54 --> 40

1.55 --> 41

1.58 --> 42

1.60 --> 44

1.63 --> 45

1.65 --> 46

1.68 --> 47

1.70 --> 48

1.73 --> 49

1.75 --> 50

1.78 --> 51

1.80 --> 52


Debería pesar 44 kilates... Esperen... Voy a vomitar...


lunes, 10 de noviembre de 2008

Pasó como con Sandy... Casi...

Ya antes había pensado que podíamos ser siamesas.

Tal vez la forma de pensar o de expresarnos fue lo que más me llamó la atención al conocerla.


Estando alguna vez en clase de Epistemología, llegó Sandra al salón. Jorge Pérez me dijo "la quiero en tu equipo." Osh.


Al terminar la clase le pedí su número telefónico y cuál va siendo mi sorpresa que era el mismo de J, el mejor de mis amigos. El mundo es re-chiquito. Sandy resultó ser hermana de J.

Así pasó el viernes. Casi.

Nos quedamos de ver frente al Hard Rock. No iba nerviosa pero sí ansiosa por conocerla.


Cuando estábamos de frente nos dimos un abrazo como si fuéramos amigas entrañables... En la otra vida lo fuimos, estoy segura. Ahora también lo seremos, no cabe duda.


Nos adentramos en un café y el tiempo se pasó tan rápido que me hicieron falta horas para seguir la charla.


Platicamos de cosas que tal parece nos unen de maneras sorprendentes... Resulté, en efecto, ser ese bulto que sale de su hombro derecho y que la hace masticar con la boca cerrada...


Dudaba aún si podía seguir considerándola mi siamesa... hasta que saqué mi celular.







"Deja saco mi teléfono porque luego no lo escucho", le dije. Mi celular rosa hizo su aparición y de pronto me dijo esbozando una sonrisa "espérame."


Sacó su aparato y era igual al mío... Obra de la casualidá, lo sé, pero entre tantos modelos de celulares tenía que salir uno idéntico al mío.


No hay duda, después de platicar con ella y de ver su teléfono, me da orgullo decir que es mi siamesa y que es igual de chingona que yo.
Y no, no aceptamos formar tríos con nadie :P

jueves, 6 de noviembre de 2008

Use somebody


Y fue de repente cuando, en medio del tránsito que aquejó hoy a mi pueblo, escuché los acordes de una canción que siempre había estado esperando.
Me había puesto a pensar en el mejor día de mi vida, ese que aún no ha llegado. He tenido buenos y excelentes momentos, inolvidables muchos de ellos, pero todavía no hay uno al que yo lo pueda llamar el mejor de mi existencia.
Fue entonces cuando, al escuchar tremenda rola, cerré mis ojos y visualicé ese día musicalizado por lo que en ese momento estaba escuchando.
He hablado de las canciones que se incluyen en el soundtrack de mi vida, pero ésta, definitivamente, ha rebasado mis expectativas. No sólo en el uso de las guitarras, el bajo, la batería, sino hasta en la intensidad y los tonos que alcanza el vocal.
Todo quedó perfecto para que ese día, en cuanto llegue, quede enmarcado por las notas de "la rola"...
De filmarse los mejores momentos que he tenido, deberían incluir una amplia cinta sonora.
¿A poco ustedes no han cerrado los ojos y han imaginado el mejor día de su existir musicalizado por esa que les gusta?
Yo sí. Hace rato...