viernes, 26 de junio de 2009

¿Qué tal que sí gané?







Quedé entre las tres finalistas.



Estábamos todas en la casa de Éder, soltero solicitante de pareja, esperando la última cita para que él pudiera deliberar quién sería la ganona.



Éramos tres chamaconas. Las otras dos se veían muchísimo más morras que yo aunque eso no fue artífice para que dudara de mi capacidad de conquista. Hasta estaba más segura que la madurez (que no experiencia) derrotara a la juventud cada vez más sosa.



El escenario no era como la casa de los Bachelor que pasan en la tele, ni tampoco ninngún tipo de crib de celebridá de emtiví.



Una casa de lo más sencilla había sido nuestro hogar desde hace no sé cuánto tiempo.



Sentaditas las tres en una cama. La nenauno tenía un pants rosa con playera gris, la nenados tenía un panst verdepistache con playera gris y yo tenía un pants gris con una playera azul en la que se leía la leyenda: "Property of Pumas de la Universidad" en color oro.



De pronto, Éder entró a la recámara y nos saludó a las tres dándonos un picorete en los labios, pero al parecer el mío estuvo más sabroso.



Luego por azares del destino me di cuenta que las tres sólo teníamos ropa interior, las demás ya estaban vistiéndose pero yo no encontraba mi ropa. "¡Ayúdame a encontrarla!" le gritaba a Éder y sonriendo me daba una de sus playeras para cubrirme.



No supe porqué, pero su papá entró a hacernos un estríptís y después entró el mío sin camisa :O



Estuvo platicando con nosotras todo el tiempo, aunque realmente no se escuchaba nada de lo que hablábamos, sólo atinaba a mover los labios como queriendo emitir alguna palabra.



"Me tengo que ir, las veré en la noche para saber con cuál me quedo" dijo el bachelor subiéndose a una avalancha, desas apache color negro con naranja.



Me entraron unas ganas horribles de ir a hacer mi pipisíta así que me levanté de la cama con un pesar horrible porque mi mala costumbre de no saber controlar mis esfínteres me despertó del sueño en el que seguramente hubiera ganado la final para quedarme con Éder.



Ni modo. Será para la otra. Por lo pronto la sonrisa con la que me levanté después de un buen sueño nadie me la quita

lunes, 22 de junio de 2009

Te lo podría enlistar...

Podría comer todos los días enchiladas verdes. También tacos dorados con salsita que hacen mis papás.


No me gusta tomar refresco, me inflo como globo por la gastritis pero aún así me tomo una taza de café cargado todos los días. También me gusta el chocolate oaxaqueño, pero dese que hace espuma y que bien podrías "chopearlo" con una concha, aunque tampoco me gusta mucho el pan dulce.


Soy fanática de todo lo retro y si tuviera la capacidad de poder elegir en qué época haber vivido definitivamente hubiera escogido los 60's. Adoro los pantalones acampanados y las botas bajas. También soy compradora compulsiva de tenis converse y de playeras de equipos de fútbol aunque no sean mis favoritos.



Casi no me maquillo, sólo utilizo un poco de máscara para hacer aún más largas mis pestañas y rubor para resaltar mis escondidos pómulos. Mi nariz... me gusta su perfil pero más allá de eso no le encuentro otra forma más atractiva. No sonrío en demasía porque creo que mis labios no merecen ser el marco de unos dientes no delineados.



No soy de curvas ni de cintura delineada. Mi cabello oscuro, largo y rizado, acaba de mutar a castaño oscuro todo con el fin de dar un poco de luz a un rostro que suele estar enojado y apagado.



¿Cómo visto? Cuando voy a trabajar tengo que ir formal, no hay de otra. Es una imposición que me sigue costando trabajo acatar, sobre todo porque soy de lo más simple para vestir: playeras retro, jeans y tenis. Cabello alborotado y ya.



Odio los aretes largos y grandes, me gustan más los broqueles que no son tan llamativos. El oro no es algo que me deslumbre, prefiero la plata por sobre todos los demás metales.



Crecí entre niños supongo que por eso mi conducta a veces no es la propia de una nena y no me refiero a ser marimacha, aludo a que mi forma de ser es parecida al hermano que nunca tuvieron mis amigos. Por eso también pienso que no tengo suerte en estas cosas del amor. Mis prospectos terminan considerándome su mejor amiga y al rato yo escucho sus lamentos porque fulana no les hace caso.



Mi debilidad es mi familia, sobre todo mis papás. Igual quiero a mi hermano pero obviamente que los cariños son diferentes. Mis papás son mi razón de vivir y no quiero ni pensar qué será de mí el día en que ya no estén conmigo.



A ellos puedes agradecerles que sea tan buena escuchando, tan dedicada en mi trabajo, tan enojona, tan buena amiga y tan noble. Puedes también achacarles la responsabilidad de que mi trasero casi sea inexistente, que tenga un lunar de canas a punto de nacer, de mi busto prominente, de mi unosesentaydos, de mi escasa cabellera, de mi gusto por la bohemia y el rock.



Harto detallista. Me gusta escribir y no sé si lo hago bien pero me gusta hacerlo. Bailar... no mucho, intento hacerlo en las fiestas pero son los únicos eventos en los que por obligación tengo que hacer trabajar a mis dos pies izquierdos.



Aunque no lo pareciera soy sensible. No temo en llorar si la película me provoca una emoción o en reir si la canción hace que evoque un grato recuerdo.



Entregada en cuerpo y alma a los amigos y a los que se han decidido a tomar el riesgo de conocerme.



Me lavo los dientes cuatro veces al día, dos en mi casa y otras dos en mi trabajo. No me gusta tener las uñas largas. Calzo del cuatroymedio en zapato y cuatro en tenis. No sé porqué. Uso tres anillos de plata, dos en mi mano izquierda y otro con un calendario azteca en la derecha.



Desde hace más de un año tengo una pulsera roja con el número dieciséis bordado por dos grandes acontecimientos en mi vida apenas el año pasado. Sergio siempre me decía que usara esa cinta en mi muñeca para recordar lo mucho que me quiso (ajá). Amaury y yo teníamos un par de cintas igualitas con el dieciséis en hilo blanco. No creo para nada en el destino pero en enero de este año apenas supe que tú también tenías ese número bien grabado no en tu memoria, pero sí en tu espalda.






No uso reloj. No tengo recámara propia y tampoco creo en Dios aunque por si las dudas le digo que es nomás de broma.



Leo poco desde que trabajo y apenas voy a titularme. La fotogenia no es lo mío. Mis mejores fotos las tomo en solitario, en conjunto no destaco mucho. Los horóscopos no rigen mi vida, no sé cuál es mi carta astral ni mucho menos conozco si este es el año del dragón, del león, del perro o de la rata.



No le entiendo al golf, poco sé de fútbol americano y estoy intentando conocer más de béisbol, pero eso no me impide tener equipo para todos los deportes. Broncos de Denver, Reales de Kansas City, Padres de San Diego, Pumas de la UNAM, Diablos Rojos del México, Manny Pacquiao, Rockets de Houston y en especial de Yao Ming.



Los perros abandonados me conmueven más que los niños de la calle. Uso tres pares de calcetines a la vez cada que me pongo mis botas negras porque me lastiman un poquito y no tengo tiempo de ir a comprar unas míseras plantillas.



Lorena, Adriana, Jorge, Javier, Saúl mis mejores amigos. Con reloj integrado, mismo que no me deja despertarme después de las 9 de la mañana. Deseosa de hacer tantas cosas y tan indecisa para dar el paso final que me lleve a no sentirme tan sola.



No hago ejercicio, me chocan las viejas tontas que están en los medios deportivos y que no tienen un ápice de idea de lo que están hablando ni pasión para hacer las cosas.



Manejar... sólo la bici y eso cada mil años porque hasta manipular el volante me da un poco de temor.



Como poco y engordo mucho. A veces inconforme por cómo me veo y otras más fascinada por lo que se presenta frente a mí cada que miro un espejo.



Avergonzada por haber tenido fiesta de quince años y bailar merengue sólo por las ganas de enseñar al mundo mis calzones con una falda corta.

Llena de ilusiones bobas y fresas. Con ganas de casarme sólo para ponerme un vestido blanco y por una vez en la vida ser una princesa, ser la más bonita de todas. Siempre pensando en si un día nomás así voy a voltear y te voy a ver llegar diciéndome que no te vas y que mi esfuerzo por hacer que giraras tu cabeza para este lado no fue en vano.

Con coraje para salir adelante y pese a todo y a todos seguir mi sueño sin tocar puntos débiles como faltas a la moral o a mis principios universitarios intocables. Sí, paradójico.



Me creo un ángel que sólo tiene la misión de ser el personaje con el que todo el mundo cometa sus errores para aprender y no cometerlos más con la siguiente persona... sí, esa que va después de mi.






Cosas simples como el chicle de yerbabuena, el agua de jamaica, el temor a las alturas, a la soledad, al dejar de ser importante para alguien... Bien podría hacerte una lista de todas las cosas que quisiera supieras de mí. Pero ahora me he dado cuenta que después de tanto escribir tu estado ha cambiado a "desconectado" justo desde que comencé a decir que podría comer enchiladas verdes todos los días...

miércoles, 10 de junio de 2009

Igual que a la señorita hermafrodita

Haciéndose siempre la misma pregunta y sigue sin encontrar una respuesta que le deje satisfecha.




¿Tendrá cara de hombre? Puede ser por eso... ¡yo qué!



Ya no es por estar pasada de peso o por no cubrir los estándares de belleza a los que estamos acostumbrados. Creo que esto es más una cuestión de consumo cultural que otra cosa.



Tal vez le pase lo que a la señorita hermafrodita, tal vez no se pinta lo suficiente, no se quita lo suficiente, no excita lo que debiera...



Así anda la gorda. Pidiendo respeto al caminar sin tacones y tener la cara limpia, sin gota de maquillaje, sólo con un poco de máscara que hace resaltar sus pestañas larguiruchas, esas que sirven de marco a unos ojos expresivos, tristes, pero al fin y al cabo expresivos.














Y ve los aparadores y se imagina vestidita pandrosita como a ella le gusta. Se atreve a echar un vistazo y da el paso rumbo a el modelito que le gustó.







Busca extra grandes porque ahora la simetría textil no la ayuda. Últimamente los diseñadores se han olvidado que las tallas 9, 11 y 13 son el mercado promedio de sus consumidores, entre ellos la gordita que ahora sale del probador llorando tras desechar el modelo hippie y otros 3 más que no le pasaron del busto prominente.







Así va la gordita haciendo su ronda como todos los días, como la señorita hermafrodita, quien va con esos tacones del desprecio caminando como si detuviera el mundo sobre el trapecio: de un lado el infierno, del otro el cielo. Al fin y al cabo, ella sigue siendo considerada un manatí que no termina de cubrir el estándar de belleza al que el chiquero está acostumbrado...




Sigue sin pintarse lo suficiente, sin quitarse lo suficiente, sin excitar lo que debiera...






miércoles, 3 de junio de 2009

Sin más :S

Tanto camino, tanto estrés, tanta gente, tanto aburrimiento, tanto regaño...

Y todo para llegar y encontrar el peor ambiente en casa...

lunes, 1 de junio de 2009

Nací puma...

Desde los 12 años fue que empecé a tener conciencia del equipo al que quería apoyar.


Recuerdos vagos son los que me embargan ahora. Lo único que rememoro tenía en aquel entonces en referencia al fútbol era una sudadera amarillo-huevo con la mascota del mundial de España en 1982 con la silueta en negro.






Un cassette podría servir de testimonio sobre mis antepasados futbolísticos. Papá tenía una grabadora y con micrófono en mano se ponía a entrevistarme. Me pedía datos básicos como el nombre de mis papás, el de mis abuelos, mi nombre completo y por supuesto, el equipo al cuál tenía que apoyar.






Pá me preguntaba que a qué equipo le "iba" y contestaba que a Chivas, pero justo cuando pronunciaba al rebaño se escuchaba el grito de mi mamá quien desde la cocina me decía con una sonrisa que mejor le fuera al América.






Desde los dos años tenía entonces vocación de periodista. Fue lo más cerca que estuve del fútbol en ese entonces. Y también lo más cerca del periodismo de antaño: grabadora y micrófono artesanal.






Papá de repente nos llevaba a verlo jugar a los campos llaneros pero no me gustaba ir porque el juego siempre terminaba en bronca. Nunca se lo he dicho, pero siempre admiré la potencia de su pierna derecha. Tiene una habilidad pura para quitarse a sus rivales. Me daba risa como protegía la pelota poniéndoles las nalgas en la panza a los del equipo contrario. Los desesperaba tanto que siempre conseguía una falta a su favor.




En la secundaria hacía mis quinielas. Siempre ganaba.



Cuando muestro mi afición por los colores azul y oro siempre me preguntan si es por haber estudiado en la UNAM pero mi caso fue distinto. Mi caso fue al revés.




Me incliné para estudiar en la Universidad por tener un vínculo más grande con mi equipo, aunque a veces no tengan nada que ver.






De cualquier manera, amo a mi equipo, a mi universidad y ahora que he vuelto a la escuela me siento más puma que nunca.




La primera vez que fui a un estadio fue en abril de 1994 y fue por casualidad. La primera playera del equipo fue una que Toño me regaló en un cumpleaños.



Ahora, aunque tengo que trabajar, sigo sintiendo la misma emoción que hace 14 años.




El campeonato de ayer me supo a gloria. Lloré poco. Lo que más me gustó fue sentir el apoyo de mi familia en cada gol en contra...




Después todo volvió a la normalidad. Papá y hermano pidiéndome que le fuera a Chivas y mamá... mamá gritándome que a Gallos Blancos...







¡Pumas gol!