jueves, 12 de noviembre de 2009

Creo que falta poco para regresar...

Estoy más sana...


Creo que pronto se dará la hora de volver...

jueves, 23 de julio de 2009

Me despido...


¿Qué me ha dejado el blog?


La oportunidad de poder escribir sin censura lo que pienso y lo que siento, la posibilidad de establecer contacto con gente con la que jamás imaginé interactuar, personas que me han dejado muchas enseñanzas tanto buenas como malas.


Me dejó poder conocer a mi siamesa y ahora considerarla una buena amiga que me ha ayudado en rachas malas y ha compartido también conmigo un cachito de su vida.


Me dio la chanza de poder saber más de mi mamá y de su vida, de darme cuenta que soy una culerahijadelachingada y a mucha honra.


Escribí de mis vivencias, de lo que pasa conmigo y con lo que más amo que es mi trabajo...


Pero ha llegado el momento en el que este espacio ya no me llena, ya no me satisface como lo hacía antes. Me he dado cuenta que he caído en lo monótono y que hasta ustedes hartos están de que siempre cuente lo mismo, sólo cambio el nombre de protagonistas de mis historias.


Quiero agradecer a todos y cada uno de ustedes por haberse tomado el tiempo de escribirme, de comentar, de buscar la estación de radio para escucharme, para conocer mi voz y darse cuenta de lo que soy...


Rich, Ivanius, mi queridísima Siamesita, Lucho, Xhabyra, Xapu, la Pinche vieja, la vecina Clau, el señor que odia a las gordas... Fueron los primeritos en comentar y en hacer de esto algo enriquecedor.


Ya después llegaron Jolie, el anónimo (quien al principio pensé que era mi adorado Amaury), D'Maurice, a mi chivitadrian, hasta SánchezVilla llegó a pararse por aqui... Sé que olvido a varios pero sépanse que a cada uno de ustedes mi estima doy con gusto y agradezco infinitamente que hayan decidido a echarse una vuelta por acá, aunque no les gustaran los deportes...


Cuando me pase el sentimiento y la congoja espero poder reencontrarme con ustedes, ya cuando logre desaparecer todos los demonios que hicieron que ustedes también se alejaran de aqui.


Gracias... Totales...

Tan fuerte, tan frágil...


Un mal como un dolor indescriptible en el estómago puede hacerte tan vulnerable...


No sé... He estado muy enferma desde hace tiempo. He visto médicos y lo que me recetan ya no me funciona.


Mi metabolismo ha estado distorsionándose en etapas cada vez más frecuentes y en un proceso rápido.


No estoy bien, eso lo sé, pero... ¿Porqué los demás no ven eso?


En casa, mamá está ocupada con sus labores, papá distraído con la televisión y mi hermano... mi hermano... A él le pasa todo frente a su vista y pierde muchas cosas por no saber ver...


Me canso de ver que nadie se ocupa de mí y me vale si alguien dice que sólo nosotros mismos podemos ocuparnos de eso.


Parece que la reciprocidad sigue siendo una causal importante en mi vida.


No crean en la apariencia... Si me ven maciza no es que no me duela nada... Aunque cuando diga que me siento mal es porque en verdad me siento mal...


Tal vez los días previos a mi cumpleaños me están haciendo sentir peor... Ni eso lo justifica...


jueves, 16 de julio de 2009

Un amigo más...

Víctor, Julio, Michel, Paloma, Arianne y yo.
Éramos inseparables. En el recreo no hacíamos otra cosa más que jugar juntos, contarnos nuestras cosas. Yo le jalaba los cabellos a Víctor, él me pegaba, pero eran muestras de cariño de chamacos. Julio me picaba las costillas. Michel se sentaba y me dejaba subirme a sus muslos estando sentado. Parecía que iba a hacer una pirueta al estilo de las porristas de fútbol americano.
Así pasaron seis años. La primaria fue de las mejores etapas. La graduación giró en torno a las confesiones de mentes inocentes. Víctor ya me había dicho que le gustaba y yo a él. Alguna vez me regaló un peluche (y no de los que se tienen en el estuche ¬¬ saqué mi vulgaridad) y yo dormía con él.
Era como mi sueño dorado. Lo veía tan responsable y tan guapo que hasta pensaba casarme con él. A los doce eso se piensa. O se pensaba. Rumbo a la fiesta, ya en el autobús que nos trasladaría a la pachanga, los seis acaparamos el asiento de la parte de atrás. Arianne platicaba con Michel, Paloma trataba de llamar la atención de Víctor quien no dejaba de ver como Julio ponía su mano sobre la mía. Todo un revoltijo, pero al final de cuentas Víctor me gustaba.
Ya después con una llamada telefónica sólo me dijo que quería ser sólo mi amigo. Así es como le gustaba más.

*****
Un día, estando en el lagartijero de mi preparatoria tomando el sol, vi pasar a Javier. Le dije a Cristina que su forma de caminar me había llamado la atención. No era alguien que físicamente me hubiera dejado perpleja en otro momento, pero me gustaba y punto.
Como viles colegialas, Cristina me jaló para preguntar su nombre... "Me llamo Javier." De ahi en fuera eran llamadas constantes, regalos por cumpleaños... Hasta que comenzó a confesarme de sus sentimientos por otras nenas que no eran yo.
"Pasaste de ser mi conocida a mi mejor amiga". Pfff.
*****
Saúl era una generación mayor a la mía en la Universidad. De lejos lo veía y compartía clase de Epistemología con él. No le hablaba. Tenía unos rulos largos como los míos. Por azares del destino conseguí su correo electrónico... Le escribí como Elizabeth. Mi amiga así se llamaba y tenía harto pegue así que pensé que me traería suerte su nombre.
Platicábamos mucho. Era divertido porque a veces nos encontrábamos de frente y no sabía que yo era con quien en las tardes hablaba. Una vez se colgó un letrero en el pecho que decía: "Elizabeth, invítame al concierto de Placebo". La vez que lo vi con esa insignia sólo atiné a reirme mucho y pensar que tal vez mis detalles le estaban gustando.
Cuando le tuve que decir quién era yo no armó mayor lío. Seguimos con el contacto, ahora está en Canadá tomándose un sabático, diciendo que extraña mis rizos y apoyándome con las situaciones extremas que a veces se me presentan y con las que no puedo lidiar sola. Se volvió mi amigo aunque sigue pareciéndome atractivo.
*****
Hacía rato que no tenía contacto con Éder. Por lo menos unas tres semanas. Ya sabía yo que eso era porque encontró con quien compartir los ratos de ocio. Si no era certero por lo menos sí intuía que la situación no era favorable para mí.
Y sí. Me dijo que ya tiene "galana". Chamaca de veinte añitos. La carne es la carne. Pero eso sí, no dejó de recalcar que me quiere mucho y que así como yo lo he apoyado en su carrera, él me apoyará a mí...
Para eso somos amigos...
De todos soy la hermana que nunca tuvieron...
*****
¡Pchá, amigos pa' que los quiero si tengo alas para volar!

viernes, 10 de julio de 2009

Miñín me ganó...

"Dime Miñín..."


Hasta hace como un año me decía todavía esas palabritas mi hermano bombocho. Creo que fue la tía Emilia la que le comenzó a decir así cuando era niño y quiero suponer que fue por su tamaño chiquitito.


Cuando le ponían su traje para ir a alguna fiesta parecía vendedor de autos pero enano. Tiny, tiny...


Para ser sinceros nunca dejamos de creer en él en la familia pero siempre fue muy diferente a mí y eso hacía que mis dieces en la boleta fueran cincos en la suya. Así era mi hermanito.


El día en que había hecho su examen para la preparatoria estaba muy nervioso. La má, el pá y yo lo acompañamos a buscar presurosos la gaceta de resultados, algunos buenos para unos y algotros malos para algunos.


Para nosotros eran malos. Papá y mamá iban en el auto sentados adelante y Miñín y yo atrás. Sólo escuchaba los reproches de mi papá diciéndole que por qué no era como yo, que por qué no me aprendía algo. Chale. Eso me hizo sentir de lo más horrible. Si ya me odiaba como cualquier hermano menor a veces odia al mayor entonces su sentimiento se acrecentaría.


No lo dejaron sin estudiar. Le pagaron la escuela que lo haría encontrar su vocación, el camino para lo que en un par de meses será oficialmente la profesión que lo encontró justo a tiempo: archivónomo.


Ayer en la casa me dijo que si ya había visto su tesina, pero estaba demasiado cansada por el traslado que le dije que no, que al rato la veía.


Bajé un momento a revisar mi orden de trabajo protocolaria en el mundo de los reporteros y me encontré con un trabajo engargolado con pastas negras.


Me encontré con la tesina de Miñincito. Satisfacción sentí. Pero la chilladera comenzó cuando en los agradecimientos leí mi nombre y los motivos por los que me incluía en su trabajo, además de lo ya evidente: soy su hermana.


Me ganó. Yo salí hace cuatro años de la escuela y apenas inicié mi proceso de titulación y no con una tesis como siempre lo soñé, sino con un reportaje que no me está dejando muy satisfecha. Quería hacer algo al estilo de Oscar Lewis con "Los Hijos de Sánchez" y no tengo más que veintinueve cuartillas redactadas y un montón de ideas sin hilar.


Se titulará antes que yo. No. No es un golpe a mi ego. Al contrario. Ahora sólo espero que papá me diga: ¿Por qué no eres como tu hermano? ¿Por qué no le aprendes algo?






El amor salta a la vista... definitivamente...


martes, 7 de julio de 2009

Y no es por eso...

Me desesperé mucho...

Mamá me pedía que la ayudara con un problema que había tenido con su cuenta de correo...

Y bajé y la empecé a ayudar y mi impotencia al no poder comprender qué es lo que había hecho para que su meil estuviera todo hecho bolas hizo mella en mi estúpido carácter de los mil demonios...

La regañé muy feo, no obstante de que me percaté que había tenido una tarde complicada por la visita de uno de sus hermanos.

Lo peor de todo fue que realmente no me enojé por lo que había hecho con su cuenta sino porque al doblar mis brazos sentía una pequeña masa de grasa formándose en mi antebrazo. Por eso me enojé.

Sí, ya sé.

Soy una culerahijadelachingada...

No he podido quitarme el cargo de conciencia desde anoche. Con quien debo portarme ojete soy bien complaciente y con ella que sólo me pide ayuda a mi porque no tiene a nadie más soy la más perra de todas...

Por eso, amada malquerida, te pido mil disculpas y sé que no es consuelo, pero me sentí tan mal al verte derramar tus lagrimitas que quise repararlo con esta cancioncita...

Te amo...

Mama, you're on my mind
A stitch upon my coda
Play on the world's grand design
I think you know
I think you're sure that you know that
Butterflies don't get old
And I don't get so young anymore
What a shame
The big ideas
And lost ideals, it's a show
I must appear in control
Mama
Mama
The show at all
They're burning books outside of
What was it that you said?
And to the walls
Let the spirit gather up and
Set us a flame for
Year to year, there's no one here but us
What I'm ask
The ears to the ground and the fingers on the pulse of the pain
Oh it's worse than change

Oh what do they want with us
Oh mama
Mama
What is it that they want with us and all of our abuse
Oh what's the use to protect
Mama, is only you
You're a dancer from the mirrors of
Lie and with restraint
This quiet warmth
I've got my faith restored by the sway of the trees
That sway in time to one more rhyme of my curse
But what it's worth
I count you out and still you count me in
To answer your final bell
Mama
Mama
But why do they care about us
Mama
Mama
They knock and knock
But I don't answer the door
Mama
Mama
Cuz I'm bored and we're not alone

jueves, 2 de julio de 2009

Entre pompas de jabón

Y es que tengo ganas de sumergirme en una tina y dejar que mis dedos se hagan "viejitos" por estar tanto tiempo en el agua tibia.


Hace rato ya que no tengo un día de descanso decente. Y no tengo tina.


O así. Simplemente sin salir de mi cama en todo el día. Eso de no bañarme no aplica porque realmente mi día de descanso, si no tengo la imperiosa necesidad de salir, entonces no visito el baño más que para lo necesario.






Lo peor de todo es el cansancio. Creo que me ha pasado porque no tengo muchas cosas qué hacer últimamente, así que la mente se agota de tanto pensar en que no estoy haciendo nada.



Botas de plástico. Creo que es el regalo que me haré en mi próximo cumpleaños. No me voy a comprar música, tal vez unos cuantos libros. Me haría bien un guardarropa nuevo porque mis ropas "casuales" ya están muy vistas.



Hace tiempo no visito las tiendas para comprarme una de mis playeras típicas en alusión al rock.



La siamesa me vio hace poco y me dijo que estaba más delgada de lo que me vio la última vez. Un buen café y una plática que no quería que se acabara pero mi horario en transporte público me impidió quedarme más tiempo.



Boda... Una boda en domingo. En día de elecciones a quién se le ocurre casarse. Sí. A Ivonne. No tengo acompañante. No tengo ni ropa ni zapatos para ese día y yo que siempre me destaco de entre toda la familia de mi papá. Iba a comprarme una linda batita a cuadros pero dije: "Voy a ver si hay cosas en otro lado y si no pues regreso". Regresé pero a casa y sin atuendo.



Ricardo me dijo que iría conmigo pero ahora dudo en llevarlo porque el espectáculo que se ofrece en las fiestas de los C es demasiado perturbador y me da pena. Además, no me conocen a ningún novio y aunque este no lo sea pues uno debe de hacer que las tías cuchichéen y digan: "Mira a la nena tan bonita y a su novio tan guapo"



Pfff... Boda en domingo. Sin ropa y sin tina.

viernes, 26 de junio de 2009

¿Qué tal que sí gané?







Quedé entre las tres finalistas.



Estábamos todas en la casa de Éder, soltero solicitante de pareja, esperando la última cita para que él pudiera deliberar quién sería la ganona.



Éramos tres chamaconas. Las otras dos se veían muchísimo más morras que yo aunque eso no fue artífice para que dudara de mi capacidad de conquista. Hasta estaba más segura que la madurez (que no experiencia) derrotara a la juventud cada vez más sosa.



El escenario no era como la casa de los Bachelor que pasan en la tele, ni tampoco ninngún tipo de crib de celebridá de emtiví.



Una casa de lo más sencilla había sido nuestro hogar desde hace no sé cuánto tiempo.



Sentaditas las tres en una cama. La nenauno tenía un pants rosa con playera gris, la nenados tenía un panst verdepistache con playera gris y yo tenía un pants gris con una playera azul en la que se leía la leyenda: "Property of Pumas de la Universidad" en color oro.



De pronto, Éder entró a la recámara y nos saludó a las tres dándonos un picorete en los labios, pero al parecer el mío estuvo más sabroso.



Luego por azares del destino me di cuenta que las tres sólo teníamos ropa interior, las demás ya estaban vistiéndose pero yo no encontraba mi ropa. "¡Ayúdame a encontrarla!" le gritaba a Éder y sonriendo me daba una de sus playeras para cubrirme.



No supe porqué, pero su papá entró a hacernos un estríptís y después entró el mío sin camisa :O



Estuvo platicando con nosotras todo el tiempo, aunque realmente no se escuchaba nada de lo que hablábamos, sólo atinaba a mover los labios como queriendo emitir alguna palabra.



"Me tengo que ir, las veré en la noche para saber con cuál me quedo" dijo el bachelor subiéndose a una avalancha, desas apache color negro con naranja.



Me entraron unas ganas horribles de ir a hacer mi pipisíta así que me levanté de la cama con un pesar horrible porque mi mala costumbre de no saber controlar mis esfínteres me despertó del sueño en el que seguramente hubiera ganado la final para quedarme con Éder.



Ni modo. Será para la otra. Por lo pronto la sonrisa con la que me levanté después de un buen sueño nadie me la quita

lunes, 22 de junio de 2009

Te lo podría enlistar...

Podría comer todos los días enchiladas verdes. También tacos dorados con salsita que hacen mis papás.


No me gusta tomar refresco, me inflo como globo por la gastritis pero aún así me tomo una taza de café cargado todos los días. También me gusta el chocolate oaxaqueño, pero dese que hace espuma y que bien podrías "chopearlo" con una concha, aunque tampoco me gusta mucho el pan dulce.


Soy fanática de todo lo retro y si tuviera la capacidad de poder elegir en qué época haber vivido definitivamente hubiera escogido los 60's. Adoro los pantalones acampanados y las botas bajas. También soy compradora compulsiva de tenis converse y de playeras de equipos de fútbol aunque no sean mis favoritos.



Casi no me maquillo, sólo utilizo un poco de máscara para hacer aún más largas mis pestañas y rubor para resaltar mis escondidos pómulos. Mi nariz... me gusta su perfil pero más allá de eso no le encuentro otra forma más atractiva. No sonrío en demasía porque creo que mis labios no merecen ser el marco de unos dientes no delineados.



No soy de curvas ni de cintura delineada. Mi cabello oscuro, largo y rizado, acaba de mutar a castaño oscuro todo con el fin de dar un poco de luz a un rostro que suele estar enojado y apagado.



¿Cómo visto? Cuando voy a trabajar tengo que ir formal, no hay de otra. Es una imposición que me sigue costando trabajo acatar, sobre todo porque soy de lo más simple para vestir: playeras retro, jeans y tenis. Cabello alborotado y ya.



Odio los aretes largos y grandes, me gustan más los broqueles que no son tan llamativos. El oro no es algo que me deslumbre, prefiero la plata por sobre todos los demás metales.



Crecí entre niños supongo que por eso mi conducta a veces no es la propia de una nena y no me refiero a ser marimacha, aludo a que mi forma de ser es parecida al hermano que nunca tuvieron mis amigos. Por eso también pienso que no tengo suerte en estas cosas del amor. Mis prospectos terminan considerándome su mejor amiga y al rato yo escucho sus lamentos porque fulana no les hace caso.



Mi debilidad es mi familia, sobre todo mis papás. Igual quiero a mi hermano pero obviamente que los cariños son diferentes. Mis papás son mi razón de vivir y no quiero ni pensar qué será de mí el día en que ya no estén conmigo.



A ellos puedes agradecerles que sea tan buena escuchando, tan dedicada en mi trabajo, tan enojona, tan buena amiga y tan noble. Puedes también achacarles la responsabilidad de que mi trasero casi sea inexistente, que tenga un lunar de canas a punto de nacer, de mi busto prominente, de mi unosesentaydos, de mi escasa cabellera, de mi gusto por la bohemia y el rock.



Harto detallista. Me gusta escribir y no sé si lo hago bien pero me gusta hacerlo. Bailar... no mucho, intento hacerlo en las fiestas pero son los únicos eventos en los que por obligación tengo que hacer trabajar a mis dos pies izquierdos.



Aunque no lo pareciera soy sensible. No temo en llorar si la película me provoca una emoción o en reir si la canción hace que evoque un grato recuerdo.



Entregada en cuerpo y alma a los amigos y a los que se han decidido a tomar el riesgo de conocerme.



Me lavo los dientes cuatro veces al día, dos en mi casa y otras dos en mi trabajo. No me gusta tener las uñas largas. Calzo del cuatroymedio en zapato y cuatro en tenis. No sé porqué. Uso tres anillos de plata, dos en mi mano izquierda y otro con un calendario azteca en la derecha.



Desde hace más de un año tengo una pulsera roja con el número dieciséis bordado por dos grandes acontecimientos en mi vida apenas el año pasado. Sergio siempre me decía que usara esa cinta en mi muñeca para recordar lo mucho que me quiso (ajá). Amaury y yo teníamos un par de cintas igualitas con el dieciséis en hilo blanco. No creo para nada en el destino pero en enero de este año apenas supe que tú también tenías ese número bien grabado no en tu memoria, pero sí en tu espalda.






No uso reloj. No tengo recámara propia y tampoco creo en Dios aunque por si las dudas le digo que es nomás de broma.



Leo poco desde que trabajo y apenas voy a titularme. La fotogenia no es lo mío. Mis mejores fotos las tomo en solitario, en conjunto no destaco mucho. Los horóscopos no rigen mi vida, no sé cuál es mi carta astral ni mucho menos conozco si este es el año del dragón, del león, del perro o de la rata.



No le entiendo al golf, poco sé de fútbol americano y estoy intentando conocer más de béisbol, pero eso no me impide tener equipo para todos los deportes. Broncos de Denver, Reales de Kansas City, Padres de San Diego, Pumas de la UNAM, Diablos Rojos del México, Manny Pacquiao, Rockets de Houston y en especial de Yao Ming.



Los perros abandonados me conmueven más que los niños de la calle. Uso tres pares de calcetines a la vez cada que me pongo mis botas negras porque me lastiman un poquito y no tengo tiempo de ir a comprar unas míseras plantillas.



Lorena, Adriana, Jorge, Javier, Saúl mis mejores amigos. Con reloj integrado, mismo que no me deja despertarme después de las 9 de la mañana. Deseosa de hacer tantas cosas y tan indecisa para dar el paso final que me lleve a no sentirme tan sola.



No hago ejercicio, me chocan las viejas tontas que están en los medios deportivos y que no tienen un ápice de idea de lo que están hablando ni pasión para hacer las cosas.



Manejar... sólo la bici y eso cada mil años porque hasta manipular el volante me da un poco de temor.



Como poco y engordo mucho. A veces inconforme por cómo me veo y otras más fascinada por lo que se presenta frente a mí cada que miro un espejo.



Avergonzada por haber tenido fiesta de quince años y bailar merengue sólo por las ganas de enseñar al mundo mis calzones con una falda corta.

Llena de ilusiones bobas y fresas. Con ganas de casarme sólo para ponerme un vestido blanco y por una vez en la vida ser una princesa, ser la más bonita de todas. Siempre pensando en si un día nomás así voy a voltear y te voy a ver llegar diciéndome que no te vas y que mi esfuerzo por hacer que giraras tu cabeza para este lado no fue en vano.

Con coraje para salir adelante y pese a todo y a todos seguir mi sueño sin tocar puntos débiles como faltas a la moral o a mis principios universitarios intocables. Sí, paradójico.



Me creo un ángel que sólo tiene la misión de ser el personaje con el que todo el mundo cometa sus errores para aprender y no cometerlos más con la siguiente persona... sí, esa que va después de mi.






Cosas simples como el chicle de yerbabuena, el agua de jamaica, el temor a las alturas, a la soledad, al dejar de ser importante para alguien... Bien podría hacerte una lista de todas las cosas que quisiera supieras de mí. Pero ahora me he dado cuenta que después de tanto escribir tu estado ha cambiado a "desconectado" justo desde que comencé a decir que podría comer enchiladas verdes todos los días...

miércoles, 10 de junio de 2009

Igual que a la señorita hermafrodita

Haciéndose siempre la misma pregunta y sigue sin encontrar una respuesta que le deje satisfecha.




¿Tendrá cara de hombre? Puede ser por eso... ¡yo qué!



Ya no es por estar pasada de peso o por no cubrir los estándares de belleza a los que estamos acostumbrados. Creo que esto es más una cuestión de consumo cultural que otra cosa.



Tal vez le pase lo que a la señorita hermafrodita, tal vez no se pinta lo suficiente, no se quita lo suficiente, no excita lo que debiera...



Así anda la gorda. Pidiendo respeto al caminar sin tacones y tener la cara limpia, sin gota de maquillaje, sólo con un poco de máscara que hace resaltar sus pestañas larguiruchas, esas que sirven de marco a unos ojos expresivos, tristes, pero al fin y al cabo expresivos.














Y ve los aparadores y se imagina vestidita pandrosita como a ella le gusta. Se atreve a echar un vistazo y da el paso rumbo a el modelito que le gustó.







Busca extra grandes porque ahora la simetría textil no la ayuda. Últimamente los diseñadores se han olvidado que las tallas 9, 11 y 13 son el mercado promedio de sus consumidores, entre ellos la gordita que ahora sale del probador llorando tras desechar el modelo hippie y otros 3 más que no le pasaron del busto prominente.







Así va la gordita haciendo su ronda como todos los días, como la señorita hermafrodita, quien va con esos tacones del desprecio caminando como si detuviera el mundo sobre el trapecio: de un lado el infierno, del otro el cielo. Al fin y al cabo, ella sigue siendo considerada un manatí que no termina de cubrir el estándar de belleza al que el chiquero está acostumbrado...




Sigue sin pintarse lo suficiente, sin quitarse lo suficiente, sin excitar lo que debiera...






miércoles, 3 de junio de 2009

Sin más :S

Tanto camino, tanto estrés, tanta gente, tanto aburrimiento, tanto regaño...

Y todo para llegar y encontrar el peor ambiente en casa...

lunes, 1 de junio de 2009

Nací puma...

Desde los 12 años fue que empecé a tener conciencia del equipo al que quería apoyar.


Recuerdos vagos son los que me embargan ahora. Lo único que rememoro tenía en aquel entonces en referencia al fútbol era una sudadera amarillo-huevo con la mascota del mundial de España en 1982 con la silueta en negro.






Un cassette podría servir de testimonio sobre mis antepasados futbolísticos. Papá tenía una grabadora y con micrófono en mano se ponía a entrevistarme. Me pedía datos básicos como el nombre de mis papás, el de mis abuelos, mi nombre completo y por supuesto, el equipo al cuál tenía que apoyar.






Pá me preguntaba que a qué equipo le "iba" y contestaba que a Chivas, pero justo cuando pronunciaba al rebaño se escuchaba el grito de mi mamá quien desde la cocina me decía con una sonrisa que mejor le fuera al América.






Desde los dos años tenía entonces vocación de periodista. Fue lo más cerca que estuve del fútbol en ese entonces. Y también lo más cerca del periodismo de antaño: grabadora y micrófono artesanal.






Papá de repente nos llevaba a verlo jugar a los campos llaneros pero no me gustaba ir porque el juego siempre terminaba en bronca. Nunca se lo he dicho, pero siempre admiré la potencia de su pierna derecha. Tiene una habilidad pura para quitarse a sus rivales. Me daba risa como protegía la pelota poniéndoles las nalgas en la panza a los del equipo contrario. Los desesperaba tanto que siempre conseguía una falta a su favor.




En la secundaria hacía mis quinielas. Siempre ganaba.



Cuando muestro mi afición por los colores azul y oro siempre me preguntan si es por haber estudiado en la UNAM pero mi caso fue distinto. Mi caso fue al revés.




Me incliné para estudiar en la Universidad por tener un vínculo más grande con mi equipo, aunque a veces no tengan nada que ver.






De cualquier manera, amo a mi equipo, a mi universidad y ahora que he vuelto a la escuela me siento más puma que nunca.




La primera vez que fui a un estadio fue en abril de 1994 y fue por casualidad. La primera playera del equipo fue una que Toño me regaló en un cumpleaños.



Ahora, aunque tengo que trabajar, sigo sintiendo la misma emoción que hace 14 años.




El campeonato de ayer me supo a gloria. Lloré poco. Lo que más me gustó fue sentir el apoyo de mi familia en cada gol en contra...




Después todo volvió a la normalidad. Papá y hermano pidiéndome que le fuera a Chivas y mamá... mamá gritándome que a Gallos Blancos...







¡Pumas gol!


martes, 26 de mayo de 2009

Y que me gogleo...


Ya lo había hecho antes...



Por pura curiosidá quise buscar mi nombre para ver qué resultados me arrojaba.



Varios iguales al mío aparecieron desplegados en mi monitor y sólo uno hablaba sobre mí.



Era un artículo que se publicó en la gaceta de mi Universidad en referencia al apoyo que yo daba a los talentos que egresaban de esa escuela para que mostraran sus capacidades en el mundo del periodismo y la comunicación.



Lo agradezco pero es como con un papá cuando su vástago hace las cosas bien: "¡Ese es m'ijo!"



Hace poco se supo desde Bolivia que un jugador de la selección de aquel país sería refuerzo de un equipo en México. Aqui sólo yo sabía del asunto, así que indagué hasta que obtuve el número del jugador y hablé con él.



La exclusiva fue mía pero es de esos logros personales que nadie sabe, que nadie conoce.



Hace unos momentos, en uno de esos ratos de ocio que tengo de 13 a 14 hrs. me dio por goglearme otra vez.



"Desde México, la periodista LC informó al diario Marcas que..."



Y que encuentro otra...



"El defensor nacional Ronald Raldes será nuevo refuerzo de Cruz Azul. Así lo confirmó la periodista LC quien habló con..."



Me sonó raro eso de "la periodista"...



Creo que el talento a veces es reconocido en los lugares en los que menos espero.



Entonces fue que empecé a recordar todo el proceso: las llamadas a Bolivia, el contacto con reporteros de allá, la retroalimentación de información entre los colegas y yo...



Desde en la mañana necesitaba sentirme motivada luego de que hoy regreso a clases para por fin llevar a cabo mi reportaje de titulación...



No tengo tema definido para mi trabajo (acepto propuestas, de hecho urgen).



Hoy, otro logro personal, de esos que sólo yo sé...




miércoles, 20 de mayo de 2009

Habría dicho sí... Sí me caso...

Llegué a Guadalajara llena de miedo pero con toda la intención de que me salieran bien las cosas.

Comencé a vivir cosas que a mi edad se supone que ya se vivieron, por ejemplo, viajar por primera vez en avión.



No sabía no en dónde tenía que recoger mi equipaje ni a dónde me tenía qué dirigir, pero las almas caritativas siempre se encuentran cuando las buscas. Bueno, no siempre...



Al llegar al aeropuerto José me recibió cálidamente, sin hacer aspavientos por mi condición de "defeña".




Me invitó a ser parte del proyecto que apenas hace tres meses cumplió dos años. Era un equipo de trabajo bastante agradable, lleno de jóvenes talentos como yo, ávidos de triunfo y con intenciones de comerse al mundo en varios bocados y por equipo, sin destacar individualidades.



Conocí las instalaciones el sábado. Ese día me dieron la invitación a la presentación del nuevo proyecto, aunque yo no sabía que sería algo tan grande y lleno de glamour. Aquel lunes 19 de febrero tomé un pantalón de vestir café, una camisa blanca y un chaleco café. Me puse zapatos bajos y así asistí a la presentación.



Cuando llegué me encontré entre gente de la alta sociedad de la Perla. Medios de comunicación locales, personalidades del deporte, autoridades del Estado. Y yo, con mi pantaloncito café.



Sin chiste alguno.



Me tocó recibir a Daniel. Iba acompañado de dos güerotas gigantescas. Recuerdo que las dos vestían de blanco. Sus microfaldas eran de una tela parecida al plástico, se veía que pedían auxilio de tan ajustadas que estaban.








Los guié a su mesa como hostess decente y me dediqué después a dar varias entrevistas a los medios tapatíos. Me ví en una posición inversa a la mía, pero esa noche el proyecto destacaba mi persona porque era "la niña que dejó todo para seguir su sueño; la joven que, en busca del crecimiento profesional, dejó a su familia sin pensarlo dos veces, dejó atrás toda una historia personal a cambio de ser una gran periodista deportiva".



A mitad de la noche, Chapis me dijo que alguien me quería conocer. Yo no tenía muchos ánimos porque no había comido nada, aunque ese fue el pretexto para no mostrar lo mucho que extrañaba a mi familia esa noche. El que no estuvieran conmigo en ese momento fue duro para mí.



"Ella es Laura. Supongo que a él ya lo conoces", dijo Chaps...



Y sí. Ya lo conocía. Sólo recuerdo ese gol a Brasil y la piel se me eriza.



Intercambiamos sólo un par de palabras, eso de ser social no se me da(ba)



De ahí pa'l real... Un día recibí una llamada a mi celular... Era él invitándome a salir y yo dale que me rehusaba y rehusaba hasta que ya, dí mi bracito pozolero a torcer.



Era un mundo harto distinto. Nunca había salido con uno de su condición, eso se me hacía sólo para las zorras que quieren sacar provecho de eso. Anda pues.



Me pidió que lo acompañara a renovar su pasaporte. Fuimos con Andrés y Manuel "el tripa". Cuando pasaron por mí a la casa me impresioné mucho al ver a la Hummer de Andrés frente a mi humilde morada. Pfff...



Súbome a la camioneta, pos qué. Al realizar el trámite me acuerdo que lo regresaron por un dato que había ingresado mal.



"Morra, ayúdame. No sé qué hice mal" me dijo.


Cuando me percaté de su error pensé que estaba bromeándome.


"Aqui dice: Estado Civil" contesté.


"Sí, soy del Salto, Jalisco." me dijo sin inmutarse.



"¿Es en serio, Daniel?"



"Sí, de verdad que soy de allá, morrita"...


Riéndome y después de hacerle ver que su error había sido garrafal, salimos de realizar el trámite para ir directito a una plaza a tomar helado. La gente los detenía para una foto o una firma y yo ahí, mirando nomás, disfrutando algo que no me había dado la oportunidad de hacer.



Luego de varias veces de salir, así sin más, me convertí en su novia. Quería que lo acompañara a las entrevistas y nunca lo hice. Lo mío nunca han sido los reflectores.



Regresé a México... Causas ajenas a mi voluntad me obligaron a retornar con mi familia y prácticamente dar por terminada mi relación.


En una de sus visitas a la capital planeamos una reunión. Me dio un anillo. Uno bien brillante y con una piedra discreta. A mí me enseñaron desde niña que cuando alguien te da un anillo es señal de compromiso. Yo me quería casar, de verdad que sí. En ese momento lo primero que me pasó por la mente fue "no te cases".










No podía acceder a tanta petición. Dejar carrera, cuidar hijos, ya no estudiar ni titularme, dedicarme sólo a la casa.



Un día me mandó una página con una liga a Tiffany. Consulté a la malquerida sobre esa página y me dijo que era de anillos de compromiso muy caros. Ilusa, creo que soy la única mujer que no sabe que es la marca de una joyería. Me vi tan tonta como él y su estado civil.



"¡Ándale, cásate! Total, te quedas en tu casota a cuidar a tus dos hijos, a tus veinte carros y tomas el sol en un jardinsote con albercota" me dijo.


Justo cuando estaba meditando mi decisión y cuando iba a acceder me entero de la mentirota.

Me mienten y no perdono. O tal vez perdone pero no olvido. Entonces no perdono.









Después de una temporada corta en Monterrey, luego en Estados Unidos y tras una introspección cabrona, ha regresado con nuevos bríos, pero ya no para mí.



Sigue dedicándome sus triunfos y lo agradezco. Tiene frente a él uno de sus más delicados compromisos... Lamentablemente no es conmigo... Lo único que ahora tiene de mí es mi nombre tatuado, en hebreo, en su brazo derecho... Aunque temo que no sea el mío y haya sido una equivocación como aquel estado civil en la renovación de un pasaporte...



By the way... Hoy mi celular sonó, reconocí su número, contesté y le siguió "Still I wake up in the morning thinking of you" de Goma...

lunes, 18 de mayo de 2009

...

Y cuando me miraba en el espejo no me gustaba lo que veía.

Me quitaba la blusa a rayas y me ponía la lisa, sí, esa café que hace que me vea menos gorda.

Ahora era el pantalón. Mejor me pongo el de pana, no es de mezclilla, pero al menos me hace sentir mejor. Como un placebo.

¿Y si me cambio los aretes? Me pondré unos largos... Mejor no... Mejor me quedo con los broqueles, al fin que hacen que la atención se centre en mi cara y que mi cuello se vea más largo.

¿Qué tanto le hago si tengo gastritis y el vientre lo tengo siempre inflamado? Sacaré mejor el pantalón que me quede más grande, el suéter más holgado que tenga y ya. Al fin que y qué si nomás voy a trabajar.

De un tiempo para acá me doy como asquito. No me gusto y ya.

lunes, 11 de mayo de 2009

La quería asesinar...


Y es que me tenía fastidiada.


Recuerdo que cuando aún no nacía mi hermano ya peleaba mucho con ella. Teníamos un gallo en el patio de la casota pegada a la carretera. Cuando la hacía enojar me echaba a correr y me salía de la casa, precisamente al patio, en donde ella iba tras de mí y sólo le quedaba reírse luego de escuchar mis carcajadas de niña de 2 años.


Estando en el departamento no aguanté un regaño, tomé el cuchillo y estando ella de espaldas alcé mi mano y ella volteó diciéndome que la matara de una vez. De nueva cuenta puse como pretexto que el diablo me manejaba la mano y no tuve otra opción que pedir disculpas y soltarme a llorar.


Obviamente no la iba a matar... I don't think so... I guess...


Es más, ahora vienen a mi mente un par de recuerdos en que ambas nos quisimos matar.


La primera vez fue cuando me pidió que levantara mis juguetes. Los levanté y ella, con una actitud más que maquiavélica, los tiró de nuevo para hacerme levantarlos otra vez. No conforme con que ya los había levantado, me los tiró otra vez. ¡Total! ¿Qué quieres qué haga?, le dije. Salí corriendo por la puerta y me juré no regresar a mi casa, pero a esa edad juraba muchas cosas y no las cumplía cabalmente.


La segunda me hizo lo mismo y en mi drama de primaria quise salirme de nueva cuenta de la casa y sólo sentí una mano sobre mi cabeza, un tirón a mis greñas rulas azabache y un "¡te vuelves a salir de la casa y así te regreso!"


Pese también a los malos recuerdos tengo muchos muy buenos que proliferan en mi cabeza. Me ayudaba mucho con mis tareas y me dejó la mano morada de tanto guamazo cada que tenía una falta de ortografía.


Así que no, no me volví a salir de mi casa y a mis 26 añitos sigo viviendo con mi mamá y no... a mi Flor... ya no la quiero asesinar...

martes, 5 de mayo de 2009

Diálogo con mi conciencia.


"No entiendes que no debes involucrarte tanto ¿verdad? Los seres humanos se complican de tal manera la vida que nunca aprovechan las verdaderas ocasiones que tienen para ser felices, o por lo menos, medianamente felices".



No me regañes, te he dicho que de estas cosas nunca se aprende. Supongo que vamos valorando ciertas cosas pero hasta ahí. Además, qué importa que me involucre un poquito más. Estoy tomando mis precauciones para no tropezar con la misma piedra, eso deberías reconocerlo. Te la pasas siempre diciéndome en lo que estoy mal pero nunca me das mérito cuando así lo merezco.



"Es que no puedo felicitarte por eso, niña. Estás haciendo lo mismo que hiciste la última vez sólo que estás prolongando más las cosas. Y ni te quejes tanto, aunque te regañe o te recomiende ciertas actitudes te las pasas por el arco del triunfo y me mandas callar. Te metes a tu recámara, te pones a aventar lo que se te ponga enfrente, me mandas a chingar a mi madre y ya, me dejas muda".



Deja de quejarte. Para ti todo es fácil porque siempre tienes la razón, o al menos, crees tenerla. Te he demostrado también que no siempre me equivoco, aunque por lo general, a mi corazón es al que termino haciéndole caso. ¿No te llevas bien con él, verdad?



"Lo estimo, pero hasta ahí. Hay ciertos aspectos en los que jamás estaremos de acuerdo. Yo no concuerdo en absoluto en las maneras como te aconseja para que desperdicies tu vida en gente que no valora lo que le das. Él (tu corazón) siempre te dice: guíate por mí, por lo que sientes... ¡Sopas! A poco él está aqui para levantarte o sobarte cuando te das el madrazo... ¿No verdad?"



No. Siempre me sobo sola porque ni digas que tú vienes aqui a levantarme ¿verdad? ¿Del último trancazo quién me levantó? Ah, entonces ni digas que me estoy equivocando en esta ocasión. Sí. Acepto que me estoy involucrando un poquito más de lo que estaba planeando. Este muchacho me ha sabido ganar. Aunque conciente estoy de que, por el momento, sólo es mi amigo.



"Ja-ja-ja deja que me ría un poco por lo que acabas de decir. Fíjate. Me acordé de lo que te decía tu mamá cada que metías la pata: 'Conmigo no vengas a llorar'. Además, qué le haces si a final de cuentas tus ataques de baja autoestima te van a ganar a la hora de la hora, te harás chiquita en cuanto lo tengas de frente por primera vez, le ayudarás (como al otro tonto) a cumplir sus objetivos y te botará de nueva cuenta para que vuelvas a ver por televisión lo que logra gracias a ti".



¿Eso qué? ¿Sabes qué? Ya me hartaste...



"¿Ves? Ahorita te vas a encerrar en tu recámara y comenzarás a botar todo y de nueva cuenta me mandarás a la chingada y me iré contenta porque, una vez más, tengo razón. No es posible que te estés enamorando de alguien con quien sólo tienes contacto por teléfono, correos y el messenger ese del diablo. Pon los pies en la tierra, hay cosas que no son para ti y si me vas a mandar directito a la goma entonces mándame bien"...



Vete a la chingada entonces. Hay cosas en las que jamás tendrás razón. Tal vez en esta sí la tengas, no lo dudo, pero mientras me doy el otro trancazo bótate a la fruta y déjame seguir disfrutando de su amistad y de las sonrisas que me inspira recibir un mensaje cada mañana deseándome un buen despertar...

miércoles, 29 de abril de 2009

¡Buenavista, buenavista, buenavistaaaaa!


Dieciseis los años que tenía cuando realicé mi primer viaje fuera de la ciudad.



Un hermano de la má se había ido a vivir a Guadalajara por cuestiones de trabajo así que lo tomamos como el pretexto perfecto para alejarnos del caos que siempre ha representado habitar en la Ciudad de México.



Tomamos las maletas, el pá no quiso acompañarnos porque su trabajo no se lo permitía así que mi hermano y yo salimos de la mano de mamá para emprender el viaje.



Compramos boletos y nos fuimos en tren.



Una experiencia distinta era salir de la ciudad pero otra aún más especial era viajar en tren. Me lo imaginaba como en las caricaturas. Por lo menos con Remi lo usaron más de tres veces.



Llegamos a las 12 de la noche a la estación Buenavista.



Los asientos eran muy incómodos y mi hermano se sentó solito. Papá nos recomendó que lo dejáramos a él y que mi má se sentara conmigo para no ir solitas. A final de cuentas terminamos acomodándonos los tres en dos asientos.



Íbamos cubriéndonos del frío con un par de cobijas que mamá empacó como precaución ya que viajaríamos de madrugada.



Nos dijeron que llegaríamos alrededor de las seis de la mornin' a la Perla Tapatía.



Sin querer, Guadalajara ha estado ligada a mí desde pequeña.



Amaneció y seguíamos a bordo.



Mamá me mandó a preguntar en dónde es que íbamos y que si faltaba mucho para llegar.



Me encontré en el pasillo al maquinista. Me dijo que ya nos habíamos pasado y que estábamos en Tlaxcala, que nuestro destino se nos había pasado como por dos horas.



Con mi carita de pánico, corrí a decírselo a mi mami pero antes de que llegara a ella, el maquinista me alcanzó y con una sonrisa me dijo que no era cierto, que en poco tiempo estaríamos llegando a Jalisco.



"No le veo la gracia" pensé.



La experiencia que viví con mamá a bordo de ese tren fue maravillosa pese a que me la pasé dormida, incómoda, pero dormida.



Me pareció especial porque en el sueño pensaba que en cualquier momento nos iban a hacer descender unos ladrones con paliacates que cubrían su rostro (tal cual ahora los tapabocas nos lo cubren) y que se iban a llevar todas nuestras pertenencias.



Creía también que al amanecer sólo vería a mi paso un montón de maizalez con varios girasoles asomándose a ver al astro rey.



Imaginé que al llegar a la estación en Guadalajara sus pisos de madera crujirían cada que yo diera un paso al frente para correr a los brazos de mi tío. Que miraría un reloj al centro y que habría personal que con una sonrisa nos diera la bienvenida.



No.



No hubo nada de eso.



Lo único que me recibió fue el calor del abrazo del hermano de la má y un montón de tapatíos apáticos, temerosos de que "los chilangos" les fuéramos a robar sus pertenencias, tal y como los ladrones de trenes hicieran en sus épocas de auge...




jueves, 23 de abril de 2009

Corazón pertrechado.

Me vi mirando al cielo.




No me dolía nada y de lo único que me dí cuenta fue de que mi blusa estaba manchada de sangre a la altura del corazón. Pero no me dolía.




Supongo que era por la satisfacción de no sentirme utilizada, de que por fin se haya acabado el estar siempre en medio de todo, de todos.




Había cumplido la misión para la que fui encomendada: tratar de aportar algo a la vida de quienes me rodearon en cuanto estuve viva. Por lo menos, pensé, se equivocaron conmigo y regresaron a la senda correcta para no cometer ese mismo error con otra persona.




No repasé la vida que me tocó vivir. Sólo recuerdo que antes de que comenzaran a salir mis alas vi a la que fue mi mamá diciéndome que la vida se trataba de disfrutarla. Le gritaba que su disfrute me había impedido alguna vez disfrutar a mí, pero a eso había venido.




Después, vi la cara de mi hermano, diciéndome siempre que me quería pero no dejaba de minimizarme cada que podía. Yo sólo le contestaba "imbécil, grandísimo estúpido" pero él siempre pensó que eran ofensas cuando lo único que quería era un poco de respeto.




Al último que vi fue al otrora mi padre. Me dijo que estaba encabronado porque tenía que ir por mi a mi lugar de trabajo.




Siempre estuve en medio de los tres. Todos sus demonios fueron descargados conmigo, sus miedos, sus frustraciones, sus enojos. Me sentía como el lazo que entrelazaba a esas tres vidas, pero que a ninguna de ellas les interesaba que ese mecate estaba a punto de romperse de tanta carga.






Ya no valía la pena quejarme. ¿Para qué? Siempre me dijeron que me la pasaba llorando por todo, que no sabía hablar de otra cosa y era cierto. No podía hablar de algo más cuando lo único que me ocupaba era mostrar cómo se tenía que se ejemplo de todo.




A eso se reducía la vida: a la familia que me encomendaron, a la profesión que elegí y algunas veces a los "amigos" que acumulé hasta antes de morir.




Mi historia siempre fue la misma, sólo habría que cambiar el nombre a los co-estelares.




Repasé sus nombres antes de irme y esperé a que recordaran mi nombre por el resto de sus vidas.




Arianne, Víctor, Julio, Michel, Paloma, Abigail, Alejandra, Jonathan, Sánchez, Verónica, Sergio, Claudia, Elizabeth, Cristina, Elda, Javier, Luis, Berenice, Nadia, Chepo, Shyomara, Alma, Carlos, Michelle, Cintzia, Martha, Jorge, Adriana, Lorena, Amaury, Sergio, Éder, Saúl, Adrián, Alejandro.




Ya después creo que me alejé de mi objetivo. La burra no era arisca. La hicieron los putazos.




Desgraciada, perra, insensible, intolerante, desmotivada, despectiva. Cada trancacito me dio tan en la madre que terminé siendo una culera.




Me despedí con una sonrisa, me acuerdo. El corazón no me dolía. Bastante pertrechado quedó que de tanto hoyo el sufrimiento se escapó...




martes, 21 de abril de 2009

El niño de Tepic

Las ilusiones fueron las que terminaron de impulsar al pequeño a que realizara sus sueños.





Conforme fue creciendo se dio cuenta que la vida no iba a ser tan fácil para él y que para demostrar su talento tenía que separarse de su familia para cumplir cada uno de sus anhelos, cada uno de sus objetivos, aunque muchos de ellos parecieran imposibles.





La vida del hombre está hecha de eso: de sacrificios.Es difícil no perderse en un camino tan lleno de tentaciones, tan lleno de soberbia y también tan falto de humildad. Es precisamente esa actitud la que lo está llevando al inicio de una nueva vida, misma que estaba esperando desde que era pequeño.





El niño que salió con la ilusión a cuestas de Tepic está ahora palpando aquellos sueños que a veces parecían agua que se escapa entre los dedos. Su realidad ya es otra.







Como aquella ocasión en que recibió la noticia de que tendría la oportunidad de representar no sólo a su tierra natal sino a todo un país vistiendo la camiseta de una selección ávida de triunfos y de logros que se quedan pendientes, esperando a que alguien llegue a concretarlos.







Nadie resalta que su carrera nunca ha sido manchada del rojo que emana una tarjeta de expulsión, en cambio, se ha visto resaltada por goles de una manufactura tan exacta como un tiro de media distancia, ejecutado con la pierna cargada de los objetivos con los que de niño soñaba.







Probó las mieles de varios campeonatos, de ver coronado su esfuerzo con el levantamiento de un trofeo. Un año fue el que estuvo esperando pacientemente una llamada que lo hiciera vestirse de rojiblanco.







La espera terminó. Poco a poco va cumpliendo sus sueños y al momento, ha hecho historia convirtiéndose en el último héroe que levantó su puño derecho en señal de triunfo sobre el más grande rival, en un escenario que probablemente haya albergado el magno evento por última vez...







Millones de almas impulsaron a aquel que con humildad y perfil bajo, logró cabecear y meter el gol, pero una de ellas, sólo una, sabía que él era el que al día siguiente de la batalla, protagonizaría el tema del que aún todavía se habla...





Ella, desde casa, sabía bien que el último héroe sería el niño de Tepic.

jueves, 16 de abril de 2009

Memeando ando.







Ya había visto varios por ahí. No me llamaban la atención hasta que me tomé el tiempo de leer las respuestas de alguien que vive conmigo y conocí algunas cosas que no sabía.
Fue entonces cuando Xaps me dio el pretexto perfecto para ponerme a recordar lo que en la infancia me marcó para ser lo que ahora soy.



¿Cuál es tu primer recuerdo?
Tengo varios. El primero que se me viene a la mente es aquel en el que mis papás me llevaban a la iglesia vestida de india por el día de las mulas. Otro es cuando me la pasaba gritándole a Flor que alejara a su hijo de mí porque estaba de chillón; desde ese momento creo que no tolero a los chamacos llorones.




Nombra alguno de tus juguetes favoritos.
Chales. Pues siempre me gustaron los boxeadores de madera. Les puchaba la palanca del centro (por más mal que se oiga pero así era, ¿yo qué?) Y a los que más quiero en el mundo son a Antonio, un bebé sin cabello que tengo desde los tres años y al cual bauticé así por un jugador de Pumas y a Israel, un Nenuco rubio (es oppppvio que jamás tendré un hijo güero) al que le puse así porque otro jugador auriazul me robó el corazón a los 12 años. Pffff, chamaca caliente.


Alguna travesura de cuando eras niño.
A mis hermanos les pegaba. No sé si sea travesura pero siempre fui niña ñoña. Cuando me fastidiaban la vida entonces empezaba a pegarles hasta que mi mano me dolía y cuando mamá llegaba sólo atinaba a decir que el diablo me movía la mano.

¿Cuál es tu comida favorita?
Las enchiladas verdes... Hay tantos guisos que tan sólo de olerlos me vuelven estúpida. Los tacos dorados con salsa hecha por cualquiera de mis papás son exquisitos.






Tus dibujos preferidos de la caja tonta.
¡Thunder, thunder, thundercats, oh! A huevo. Yo era Cheetara. Y también me creía Acerina, integrante de los Silverhawks. ¡Son de plata y de acero! Llegaba corriendo de la escuela, me quitaba los zapatos, me subía en la cama de mi tía Norma, sacaba mis polvorones de vainilla y mi cartón de "mileche" que me daban como lunch y no me perdía ningún capítulo. También me gustaban los Ewoks y los Snorkels.








Tu primera colección de cromos.
¡Upa! Creo que esa fue hasta 1998 cuando llené mi álbum de la copa del mundo en Francia.



Tu mejor amigo y por qué.
Chales. Llega un momento en el que todos los amigos te fallan, aunque sea un poquito. Creo que en este momento no tengo un mejor amigo. Yo siempre me jactaba de que mi mamá era mi mejor amiga pero siempre me dijo que ella no era mi amiga, que era mi mamá así que no. No tengo.



El primer libro que leiste.
Mi Tío Teo, de la autoría de Pilar Mateos. Era un cuento que trataba sobre una niña que no conocía al hermano de su mamá y siempre se imaginó que era el centro delantero del Real Madrid. Cuando fue por él a la estación de trenes se llevó menuda sorpresa al ver que el tío Teo era menor que ella y distaba mucho de ser el pichichi del club merengue. Precisamente coleccionaba cromos y jugaba matatena.



Aquella canción, que siempre que escuchas, viajas a tu pasado.
Varias. Muchas. Es de esos pecados de los que a veces me arrepiento y otros no tanto. Me gustaba mucho un dueto llamado "Mía y Matias" y cantaban El Baile de la Mané. No puedo dejar de mencionar "Son un desastre" de Timbiriche. Chiaaaaa.


Aquel maestr@ que todavía hoy lo recuerdas con cariño y por qué.
Luz María. Era mi maestra de álgebra en la secundaria y me enseñó que las matemáticas no son tan feas como parecen. Ya después en la preparatoria me ayudó a no suicidarme por haberme ido a extraordinario.



Una película que jamás olvidarás porque te recuerda tu niñez o
juventud.

Superman. Mi papá me llevó con mis hermanos Bruno y Ricardo al cine Molino del Rey a ver la película. Todavía era de permanencia voluntaria y había intermedio. Al terminar de verla lo primero que hicimos al llegar a la casa fue acostarnos boca abajo en la litera superior y volar con los ojos cerrados.






Aquéllos tebeos que leías con avidez cuando eras pequeño.
Memín Pinguín. No sé porqué me sentía identificada, jaja.



Una mascota que tuviste de pequeñ@.
No tuve mascotas hasta que hace cinco años llegó Benito y ya después Babo. Recuerdo sólo que había una perrita blanca y un gallo en el patio de mi casa, pero es muy vaga la visión.



El primer coche que tuviste cuando te sacaste el carné de
conducir.
Ni siquiera tengo licencia. Es más, ni sé manejar.


Un viaje o excursión que hiciste con los compañeros de clase.
La primera fue a las pirámides de Teotihuacán. Como cof cof, me saqué el primer lugar de mi clase cof cof y además fui excelencia académica cof cof entonces nos llevaron con toda la crema y nata de las excelencias académicas cof cof a un viaje cultural :)


Aquél juego que te gustaba tanto jugar de niñ@.
Bateadas. Nos juntábamos con mis vecinos a jugar algo similar al béisbol pero en vez de tener una bola y un bat usábamos una pelota de plástico, hacíamos equipos con igual número de integrantes y lo que hacíamos era patear la pelota para mandarla lo más lejos posible y así anotar carrera.



¿Qué programa de la televisión de aquéllos años era el que más te
gustaba?
La carabina de Ambrosio me fascinaba. Gina Montes era la onda meneando las caderas. También me gustaban los polivoces aunque el openin del chou me daba un poco de miedo.





Un regalo que te hicieron tus padres que jamás olvidarás.
Siempre me la paso pidiendo en mis cumpleaños y no me dan nada por pedinche, pero me cumpleaños 25 me gustó mucho porque creo que fue la primera vez que pensaron realmente en qué es lo que me gustaría tener conmigo. Me dieron una plata de bambú en una maceta de cristal y mi disco oriyinal de Lucybell. Nunca he sido complicada para los obsequios. Con una entrada al estadio soy feliz.






¿Hay algún olor que te transporta a tu infancia?
El humor que se despide de una olla de barro llena de café con canela. Ese es el olor de la casa en la que siempre quise vivir: la de mi abuela materna. Precisamente el lunes fue que apenas entrando a mi casa, vi a mi mamá posada frente a la computadora y el olor que me atacó fue de pollo en salsa verde... Cada uno de sus guisos los tengo en la punta de la nariz. Un olor muy particular y que siempre llevo conmigo es el de un borrego que ella me regaló perfumado cuando partí a vivir sola a Guadalajara.




Un día o un momento de tu infancia que no olvidaras nunca, porque fuiste
inmensamente feliz.
No sé... Es ahora el momento en el que no recuerdo alguno que me haya hecho feliz en mi infancia... Supongo que sí tuve...
Ya eso de encomendárselo a cinco personas... Paso...

sábado, 11 de abril de 2009

Ojos negros, piel canela no es lo mismo que ojos claros, labios rosas



Si pudiera delinearme tal y como quiero ser definitivamente debería tener el cabello grifo, tan grifo que si lo tuviera corto entonces fuera afro.

Desde siempre he tenido la inquietud de sacarme partido y dejarme anonadada por un cambio radical.

No es cuestión de físico, es cuestión de sentirse bien.

Veía a mis compañeras en la escuela y veo ahora a las nenas de mi trabajo y nomás no hay una que destaque en cuanto a aspectos radicales. Supongo que es por políticas de la empresa. Incluso yo, que tengo que vestirme “popis” para grabar breves deportivas, no reflejo mi personalidad con un pantalón de vestir y una blusa de reina.

Fue un tinte “uva” el que escogí. Le pedí a mi papá que me pintara el cabello y el proceso de “entintado” no fue nada satisfactorio. Se la pasó diciéndome que con tanta cosa sólo me chingo el escaso cabello que su Dios me dio.

Luego, le dije a mi má que qué le parecería que rizara todavía más mi cabello… “No te queda. Entiende. Tienes poco cabello”.

Ahora. De poder definir mi estilo (partiendo de que sé que tal vez ninguno sea particular) sería como la Ely… No pido mucho, pfff…

Lo retro siempre ha sido algo que me ha llamado la atención y creo que es hora de darle el giro no sólo a mi cabeza sino a mi vida entera.

Ahora salgo a correr, no aguanto mucho, pero por algo se empieza. Al principio eran tres vueltas. Ahora ya son cinco. En cuanto menos me dé cuenta ya serán 10, 15, 20.

No es cuestión estética, pero aunque mi salud me preocupa, creo también que el estar dentro del medio me ha contaminado un poco para convertirme en un ser superficial al que sólo le interesa la apariencia.

Y sí, más que la cuestión física, quiero saber hasta dónde es capaz de cambiar mi cuerpo, tan es así que un día de estos ya no lo reconozca…
Quiero también separarme un poco de mis papás, buscar mi lugar rústico y frío y cambiar mi guardarropa aunque la mezclilla esté prohibida por acá... Aunque eso realmente está lejano... No es momento para dejar sola a la familia.
Quiero dejar salir a la chamaca con ideas irreverentes y empezar a hacer todo aquello que he pospuesto: escribir mis cuentos cortos, filmar mi largometraje, montar mi exposición fotográfica ambulante...

“Quiero bailar, quiero sentirme hermosa…”

jueves, 2 de abril de 2009

Momentos de catársis.



"Es momento de ir yéndose poco a poco... El tiempo de las cerezas nunca llega en noviembre. No me apetece escribir, hay otras formas de huir y estar loco por solo... sólo por loco..."



A muchos no les gusta. Yo no soy fan recalcitrante. Mi má sí.




No son muchos los conciertos a los que asisto. Mi primer "recital" fue a los 9 años, en un masivo que organizó una estación de radio. A huevo quería ver a Caifanes. Mi papá decía que no había tiempo para llegar y que si lo hacíamos no íbamos a ver absolutamente nada.




Necia yo y mi pá sumamente complaciente conmigo, fuimos juntos testigos de aquel concierto en el que efectivamente no vi nada, nisiquiera con esos aparatos artesanales formados con botes de leche y un espejo. Me tomó en sus brazos y me colocó en sus hombros. Bastante grandecita estaba yo, pero qué importaba, quería ver a Saúl y a Marcovich cantar "No dejes que".




"Ahora sé que encontrarás por ahi a otros mejores... No te preocupes por mi soy como los gatos y caigo de pie... y no me duele cuando me hacen daño"




Apenas llevé a la malquerida a disfrutar, de nueva cuenta, de un concierto a cargo de Enrique Bunbury. Insisto, no soy fan, pero hay cosas que me gustan de él. La principal, es que hace feliz a mi preciosura y eso no tengo con qué pagárselo.




En esta ocasión hubo dos momentos de catársis... El primero fue cuando casi casi al oido y contrario a lo que le enseñaron de pequeña, la malquerida se puso a cantarme el himno que siempre me dedica y al que hice referencia en octubre pasado, cuando fuimos al primer concierto del que, según ella, es mi papá.




Yo ya sabía que no iba a aguantar. Ambas hemos pasado últimamente momentos de ansiedad, de no saber qué hacer, de no saber cómo actuar, qué pensar o qué esperar de la vida.




Lo bueno fue que me alacié el cabello, traía fleco que me tapaba las pupilas y así ella, que estaba tan concentrada, no vió cuando las lágrimas comenzaron a correr por mis mejillas. Lo dije alguna vez y lo repito: el mejor espectáculo siempre será verla disfrutar con quien esté en el escenario. Así sea Enrique, así sea Sabina, así sea Serrat.




"Hay cercos invisibles para doctrinas increibles, pequeños catecismos para onanistas de abadía. Hicieron trizas para siempre muestra soledad compartida. Santa Lucía vista de lince no ve con claridad..."




Hacía mucho no le ponía tanta atención a la letra de una canción. A veces me daña hacerlo, supongo que porque hay mucha verdad en las líricas. Por eso no he de escucharlas, pese a que la música es de las pocas cosas que me recuerdan que tengo una gran capacidad de sentir.




Al concierto fuimos con Horacio, un amigo que me gustaba y terminó siendo casi casi mi hermano. Él adora a mi malquerida y no lo culpo. Ambos son fans from hell del músico español.




Caminando alrededor de la que es también la casa de los Diablos Rojos del México (conste, es béis y no fut) Lacho nos decía que si lo veíamos llorar con "Hay muy poca gente" o conotracanciónquemencionóydelaquenorecuerdoelnombre no nos burláramos de él. Lamá le contestó que no se preocupara, que lo que pasaba era que Enrique escribe sus canciones de una manera en la que piensas que tú también haz vivido eso. Lo cotidiano, diría incluso él mismo.




"Ahora sé que encontrarás por ahí a otros mejores... No te preocupes por mi soy como los gatos y caigo de pie... y no me duele cuando me hacen daño..."





"El Tiempo de las Cerezas" fue la que me partió en millones de partículas que volaron directamente a Guadalajara pero para quedarse para siempre allá.




Fue ese momento en que me di cuenta que tenía que deshacerme de lo que me hizo tanto daño y preocuparme por lo que ahora me debe mantener en pie: ella, quien con sólo dormir ya me hace tan feliz.




"No te preocupes por mi, soy como los gatos y caigo de pie.. y no me duele."



Supongo que el tiempo de las cerezas es el tiempo de decir adiós... Así que adiós...



lunes, 30 de marzo de 2009

¡Cambio de portero!



Entré a mi etapa mutante este fin de semana. Son de esas cosas que pasan sin que te des cuenta. Así nomás. Pasa cuando sucede.




Yo me doy cuenta cuando empiezo a tener ganas de verme mejor, de sentirme bien. Sonrío más, incluso cuando voy divagando por la calle escuchando música.




Me puse a pensar en que siempre soy la que le quiere meter los goles al portero. Nunca he estado en otra posición que no sea la ofensiva.




Analizo a mi rival, busco formas para poder perforar la meta y no me doy cuenta que lo que tal vez necesito es ser portera.




Pese a que los porteros son los primeros en salir criticados a la hora de permitir un gol, tienen una posición cómoda. Sólo esperan a que el equipo elabore una jugada y en conjunto se consiga la anotación o, lo más común, que de manera individual, el jugador del equipo rival se ponga frente a él y en un mano a mano evitar o permitir una anotación.




Siempre he jugado de mediocampista o de delantera. Tomando como metáfora al deporte más espectacular del mundo (muy mi punto de vista so what?) me veo siempre en la posición de analizar a mi rival, saber sus movimientos, conocer sus estrategias de juego.




El portero, cómodo, sólo espera a mi llegada para atajar los balones que discretamente le mando. Algunos serán lentos, otros serán auténticos penales. Por lo general, los guardametas a los que me ha tocado enfrentar son buenos y no permiten que ninguna pelota rebase la línea de gol. No se dejan.




Algunos son más cómodos que otros. Por ejemplo, se la pasan viendo desde su meta como voy elaborando mi jugada. En cuanto se dan cuenta que me tiro al ataque ¡sopas! Se echan al pasto sin problema alguno para tomar tranquilamente el balón y alejarlo lo más rápido posible para que intente de nueva cuenta otra jugada ofensiva con la que tal vez logre perforar por fin la valla.




Aunque también la posición de arquero es ingrata pues es al primero al que se le echa la culpa de que caiga una anotación, pero eso en mi metáfora no funciona.




Los porteros, en mi juego, en mi partido, son comodinos. Esperan a que vaya al frente y atajan ferozmente. Lanzan lejos el balón. Es como cuando ya vas a llegar a la punta del iceberg pero en una de esas escaladas pisas mal y vas pa'bajo again.




Me levanté con ganas de querer ser portera. De atajar cuanto balón me quieran tirar, de cuanto gol me quieran anotar.




Quiero cambiar de posición. Como cuando en la cuadra, en la cáscarita con los cuates, sólo tenías que gritar "¡Cambio de portero!" y entonces otro era el que se ponía los guantes.




Quiero ser ahora quien sólo esté expectante a que el delantero elabore una jugada ofensiva pero no colectiva, porque en mi juego (de nueva cuenta) no existe el trabajo en equipo. "Tres son multitud" dirían por ahí.




¡Cambio de portero! Me toca ponerme los guantes y esperar a que el jugador sea ofensivo y me analice para poder perforar mi meta. Quiero ser ahora quien ataje todos y cada uno de los balones que me pongan enfrente, hasta los penales.




Es mi turno y el portero (que realmente sí es portero) debe quitarse los guantes, concentrarse en sus tiros y, si corre con suerte, tal vez me tire a la izquierda sabiendo que su tiro va a la derecha y consiga, por fin, el gol que lo convierta en campeón.