miércoles, 10 de septiembre de 2008

Uffa!!!!!

Usaba batita a cuadros azules y bancos... Era una especie de babero lo que asemejaba al cuello de la dichosa bata...

Salía temprano de casa de la abuela para pasar por Berenice e irnos juntas al kinder... Pinche escuela estaba frente a la autopista a Toluca y cada que te subías a la resbaladilla veías pasar a los camiones que ya en ese entonces contaminaban tanto la ciudad.

No pasaba nada cuando les decíamos a un niño "me gustas" y él te respondía "pues tú a mí no", te enseñaba la lengua y se echaba a correr... No quedaba de otra más que irte a jugar con tus amigas como si nada hubiera pasado... Ahora no... Ahora si alguien te dice "pues tú a mí no" hacemos drama y nuestro corazón se hace añicos...

Saliendo de la escuela corríamos con una señora que vendía tlacoyitos... Bere y yo agarrábamos la masa azul e intentábamos hacer los nuestros, mismos que nunca se vendieron... Cuando nos cansábamos entonces cada quien se iba a su casa.

Yo besaba a mi abuela y a mi mamá y me quitaba los zapatos... Es indescriptible la sensación del frío piso en las plantitas de los pies...

Prendía la televisión puntual para ver a los Thundercats y luego a los Halcones Galácticos... Había una caricatura que me encantaba y de la cual no recuerdo lamentablemente su nombre, pero recuerdo que era un chavillo que buscaba a su padre de manera desesperada, y que tenía varios amigos, entre ellos un camión que tenía una especie de tornillo en la punta... No recuerdo, pero esa me fascinaba...

Cuando prendía la televisión me ponía a comer el lunch que nos daban en la escuela: un cartón de leche que de un lado tenía a un niño sonriente y del otro a una nena igual de feliz. Nos daban también un par de galletas de vainilla dentro de una bolsa de celofán transparente y, cuando nos iba bien, una barra de cajeta re dura, a mí no me gustaba...

Era entonces cuando comenzaba a llegar un ruidillo de la gran cocina de la abuela... Era la olla express que anunciaba que los frijoles ya estaban listos, además de que comenzaba también a llegar a mi nariz el olorcito de la sopita que en cualquier momento sería servida...

No recuerdo en ese momento pensar siquiera en que quería estudiar en la UNAM o que quería dedicarme a la comunicación o a los deportes... Ni siquiera recuerdo si pensaba en tener novio o en si me quería casar... No me acuerdo tampoco de tener hermano en ese entonces... Creo que Bruno aún no nacía...

A veces quisiera ser niña y llorar sólo porque me caí de los juegos en el parque... Quisiera pensar en que puedo volver a ser niña y olvidarme de la someridad que a veces, las más, invaden a los seres humanos... Quisiera no complicarme como los niños...

5 testimonios:

Snatcher dijo...

Cada etapa de la vida puede ser genial u horrible, yo me acuerdo que entre yo y unos amigos del kinder le hicimos la vida de cuadritos a otro niño, y luego a otro en la primaria, hoy lo justifico pensando que era un niño y no sabia lo que hacia.

CállateTú dijo...

Y tienes toda la razón... En la secundaria me hicieron la vida imposible... Es una etapa que no me gusta recordar, pero es obvio que te deja marcado...

MoMO dijo...

Las caricaturas eran la honda, el sonido de la olla expres debe de ser ya del inconciente colectivo.



Saludos

CállateTú dijo...

Nel, de verdá me acuerdo del sonidito de la olla!!!!

el7palabras dijo...

Chales. Será que soy un romántico empedernido, un quijote pues, que cree que la búsqueda más importante de un hombre -o mujer también, cómo no- es para adentro.

Ahí está todo.

El porqué somos así.
Porqué reaccionamos asú.
Y asó.


El pasado es eso, lo que nos constituye desde adentro.
Húrgale; ahí hay respuestas para casi todo.

Puede que hasta para esa gran pregunta tuya.